Salud de grafeno

I.M.P.
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El ingeniero burgalés Fernando Rivas desarrolla una pieza de este material producida por una impresora 3D para prevenir aneurismas

Fernando Rivas con el dispositivo, recién salido de la impresora. / db - Foto: DB

Fernando Rivas estudió ingeniería en la Politécnica Superior de la Avenida de Cantabria y el destino le llevó a Badajoz en 2011. Desde entonces vive a caballo entre burgaleses y pacenses y dedica buena parte del año a recorrer España impartiendo clases de fabricación aditiva (impresión 3D) en varios másteres de industrias 4.0. Desde 2018 colabora además en la organización del foro Aditiva 4.0 que se celebra en Murcia.  

A este ingeniero, inquieto y obsesionado con la innovación y el emprendimiento («lo llevo en la sangre», asegura), la idea de desarrollar exoprótesis aórticas impresas en grafeno se la sugirió el jefe de cardiología del hospital Universitario de Badajoz. «Me planteó la necesidad de inventar algo con la impresora, que evitase la aparición de aneurismas (una dilatación de las paredes de las arterias que, de romperse, acarrearía consecuencias fatales) tras las operaciones valvulares».  

Dicho y hecho, Fernando y su equipo se pusieron a trabajar en un proyecto que puede traer múltiples ventajas. En primer lugar para el paciente, pero también para el cirujano y, a nivel económico, para la sanidad pública. En el caso del enfermo, el hecho de reducir las posibles reintervenciones por aneurismas, tras los implantes valvulares o cirugías vasculares, mejora mucho sus expectativas y con ello la calidad de vida. Para el médico, encargado de llevar a buen puerto la operación, supone un avance al poder contar con una herramienta desarrollada a la medida del paciente, y porque la pieza se coloca en la misma intervención principal de implante valvular o cualquier otra posible operación vascular. 

«La propuesta es colocar un recubrimiento a modo de refuerzo sobre la zona intervenida, que en un plazo de tiempo controlado por las necesidades del cirujano y la patología del paciente, desaparezca, se reabsorba y permita consolidar/cicatrizar la zona afectada», explica Fernando Rivas. De forma más gráfica, sería como una escayola en una rotura de un hueso, pero en este caso la ‘escayola’ se coloca sobre una arteria, la cual se reabsorbe y desaparece cuando está curada la zona. 

Al preguntarle por los momentos más delicados de la intervención, Fernando recuerda que la propia operación es complicada per se y lo que pretende no es dificultar el proceso, «es un refuerzo exterior a mayores de una zona vascular debilitada por la manipulación en la intervención principal y, como es una réplica perfecta de la zona afectada, facilita su colocación».  

ventajas del grafeno. En intervenciones tan delicadas, donde se incorporan cuerpos extraños siempre hay riesgo de rechazo. Fernando recuerda que los materiales que se emplean en sus exoprótesis aórticas son los mismos que se usan en los quirófanos actualmente, ya homologados y certificados, pero esta vez impresos a medida de cada paciente y patología.

La incorporación del grafeno se justifica partiendo de la base de que este material tiene la capacidad de ser un precursor celular (su base es el carbono, al igual que nosotros), es decir, que facilita la implantación celular sobre su estructura sin rechazo alguno. Además el grafeno aporta una resistencia estructural 200 veces mayor que el acero con una alta elasticidad, permitiendo las dilataciones y movimientos de las arterias, una vez las células del propio paciente recubran y reabsorban las exoprótesis; dejando una estructura reforzada de grafeno y células del propio paciente. 

futuro de la medicina. La idea se encuentra en una fase muy incipiente, todavía no ha llegado a las pruebas ‘en vivo’ que exige todo proceso de certificación. Falta dar forma empresarial al proyecto y lograr la financiación necesaria para llevarla a cabo. Fernando Rivas tiene claro que la fabricación aditiva va a tener una gran importancia en el ámbito de la medicina, «no habrá casi ningún segmento que no sea susceptible de encontrar en la impresión 3D un aliado fundamental. Poder ensayar con modelos en tres dimensiones antes de intervenir mejora los tiempos de intervención y sobre todo evita sorpresas desagradables para médico y paciente». En definitiva, tocar la intervención y la patología ayuda a su comprensión y a sobre todo a su preparación.