La de enero en Burgos fue casi la última cita -a finales de mes hubo otra en Santiago de Compostela- y a partir de ahí el calendario se cerró en banda. Tuvieron que cancelar la que tenían prevista en Oviedo a últimos marzo por la declaración del estado de alarma y desde entonces se han caído o aplazado varias citas en el territorio nacional.
Pero las ferias de antigüedades que organiza Nougrupfiral ya están de vuelta. Y precisamente el regreso se retomará en Burgos, en el escenario habitual. «Está todo en marcha. Tenemos mucha ilusión puesta en nuestra vuelta, pero también debemos ser cautos. A ver cómo se desarrollan las cosas, porque lo de la pandemia ya sabemos que hace cambiar los planes de un día para otro», apunta Ángel Moix, encargado de la cita en el Fórum prevista para los días 4, 5 y 6 de septiembre.
La XIII Feria de Antigüedades, Coleccionismo y Vintage desembalará sus tesoros en la ciudad adaptándose a las circunstancias: con más separación entre puestos para que el visitante se sienta cómodo, un único sentido del recorrido y distribuidos entre la planta baja y el primer piso. «Queremos que sea evidente que nos preocupamos por la seguridad de los clientes. Que sean visibles nada más entrar las medidas que hemos tomado para trasladarles un mensaje en positivo. Porque lo importante es poder decir que volvemos y que lo hacemos con garantías», subraya Moix.
En sus planes está contar con unos 45 expositores nacionales e internacionales, como en otras ediciones, siendo la presencia extranjera de Francia y Gran Bretaña: «Ya veremos cómo evoluciona todo. Si desde fuera finalmente deciden no venir, por tema de la cuarentena posterior o por lo que sea, nuestra idea es seguir adelante».
Al sector de las antigüedades, como a casi todo, la crisis sanitaria les ha hecho detenerse en el tiempo, hacer un parón o un paréntesis y reinventarse. Algunos han apostado con ahínco por la venta en internet, pero las ferias dan la oportunidad de poner en contacto a compradores y vendedores. «Cada uno trata de sobrevivir como puede. Las tiendas han tratado de subsistir pero las ventas han bajado. Internet ha echado un cable, aunque no todos están preparados y además es una mercancía que a la gente le gusta observar de cerca. Por eso es bueno que retomemos el camino de las ferias», resume.