El Ayuntamiento encargó en febrero la elaboración de un estudio acústico para revisar las zonas saturadas de la ciudad, es decir aquellas con niveles sonoros elevados por la existencia de establecimientos de ocio (bares, pubs...), tras el cambio normativo que elevó el límite de decibelios de 40 a 75 de la Ley del Ruido de Castilla y León.

El contrato menor salió a licitación por un importe de 10.000 euros y un plazo de ejecución de dos meses. Sin embargo, la empresa adjudicataria no pudo realizar las mediciones de ruido in situ en marzo debido al estado de alarma, dado que se ha parado toda la actividad hostelera y de ocio. 

Pasados estos meses y, como la situación no se ha normalizado del todo, se ha tomado la decisión de rescindir el contrato de mutuo acuerdo y posponer las mediciones para 2021. «La medición se tiene que llevar a cabo en el mes de marzo para hacer una comparativa con el mismo mes en el que se hicieron para hacer el mapa anterior», explicó el concejal de Medio Ambiente, Josué Temiño.

Las dos partes estuvieron de acuerdo en el paso dado debido a que la empresa no había hecho inversión alguna. «Se volverá a licitar el contrato cuando se den las condiciones de normalidad. Los indicadores si se mide ahora no serían fiables», añadió. 

El objetivo principal de este estudio era precisamente volver a realizar mediciones para determinar si los entornos de Las Llanas y de las Bernardas deben seguir bajo esa clasificación o si ha habido cambios en los niveles sonoros ambientales en esas zonas, tal y como contempla el artículo 49 de la Ley 5/2009 del Ruido de Castilla y León. En función de los resultados que se obtengan podrá declararse el cese del régimen aplicable a las zonas acústicamente saturadas (ZAS). En la actualidad hay doce calles afectadas por esta normativa y están ubicadas en Las Llanas y las Bernardas y en las que no se conceden nuevas licencias de discotecas, pubs o bares especiales.