Un gol en propia meta de Joaquín Fernández en el minuto 66 condenó al Valladolid a la derrota ante el Atlético de Madrid (1-0), en el partido disputado entre ambos en el Wanda Metropolitano.

El tanto, de cabeza al intentar despejar tras un centro de Saúl desde la banda izquierda, resolvió a favor de los rojiblancos un partido con poco fútbol, pero en el que el Atlético llevó siempre la iniciativa, mientras que el Valladolid, muy necesitado por su delicada posición en la tabla, se mostró tímido y romo en ataque. Sólo en los últimos se acercó con peligro a la meta de Oblak.

El equipo pucelano protestó con indignación una posible mano del colombiano Santiago Arias dentro de área en el minuto 86 pero el árbitro, tras consultar las imágenes en el monitor, decidió no señalar penalti.

El triunfo afianza al Atlético en la segunda posición de la tabla, con nueve puntos de ventaja y un partido más sobre el Real Madrid, y obliga al Barcelona a ganar al Levante para levantar el título de Liga este sábado. El Valladolid, por su parte, continúa con un punto por encima de las posiciones de descenso, a la espera de lo que ocurra el resto de la jornada.

Athletic y Alavés prolongan su puja por la séptima plaza

El Athletic Club y el Deportivo Alavés alargaron con el empate 1-1 en San Mamés su pelea por la séptima plaza de la tabla clasificatoria que aún conserva el conjunto bilbaíno con tres puntos de renta respecto a su rival.

El choque se decidió al borde del descanso. Primero Beñat Etxebarria marcó un golazo a balón parado, en el minuto 41, desde más allá de los 20 metros de distancia; y, al filo del 45, Borja Bastón igualó el duelo al recoger el segundo rechace de Iago Herrerín a un falta botada por Jony Rodríguez.

Con este marcador, los tres puntos de ventaja del Athletic en la pelea por el séptimo puesto son todavía una valiosa ventaja con solo tres jornadas más por disputarse.

Un duelo anodino en busca de la salvación

El Leganés y el Celta de Vigo empataron 0-0 en Butarque, tras un enfrentamiento con pocas ocasiones de gol en el que el miedo a la derrota pesó más que las ansias de victoria.

Los locales llegaban con la salvación virtualmente cerrada pero no certificada y para ello era necesario el triunfo y al día siguiente otro del Sevilla en Girona.

Dicho así sonaba sencillo. El problema es que para empezar a solucionar la ecuación el primer paso era hincarle el diente al Celta, un rival en progresión ascendente que multiplica sus opciones de salvación cada vez que suma.

La tarea exigía pues voluntad y abandonar el estado de dolce far niente -expresión italiana que viene a significar 'lo dulce de no hacer nada'- en el que parecía sumido el equipo madrileño durante las últimas jornadas tras alcanzar los 41 puntos. El empate ayuda a los dos pero no termina de solucionar de manera definitiva los problemas de ninguno.