El servicio de urgencias del centro de salud de Oña estuvo cerrado la tarde del pasado martes y durante todo el sábado «sin previo aviso», según declara Arturo Pérez, el alcalde de la localidad que, muestra una gran indignación por los hechos ocurridos. «No se puede permitir que dejen a Oña y a toda la zona sin médico sin avisarnos previamente, es un atentado contra la salud pública», declara Pérez.   

Durante los dos días que no hubo urgencias, tan solo había pegado en la puerta del centro un cartel donde indicaba que, en caso de necesidad de asistencia, se llamase al 112 o al teléfono de urgencias de Briviesca. Por suerte, no hubo ninguna necesidad de máxima premura, tan solo una turista sufrió problemas en un pie y tuvo que dirigirse al centro de salud de la capital burebana. 

«La falta de personal ha sido solo en días puntuales. Coincidió que había dos profesionales de baja y hubo que dar prioridad a otros centros, en este caso al de Villarcayo», afirman desde la consejería de Sanidad de la Junta. 

El Ayuntamiento de Oña protestará por la situación que sufren los servicios médicos en los pueblos. Los recortes sanitarios sufridos en el medio rural hacen que cada vez sean más las localidades que tratan de que no se consumen. En el caso de La Bureba, la falta de médicos, de bajas sin cubrir y problemas derivados de la reorganización de sanitarios obligó a los vecinos el pasado año a dar la voz de alarma. «Conseguimos lo que pedíamos pero, ¿dónde está la responsabilidad del nuevo equipo de gerencia de Atención Primaria? Del centro de salud de Oña dependen muchos pueblos», afirma Pérez.