La escalada de violencia entre Israel y la milicia palestina Hamas está lejos de frenarse. Es más, todo apunta a que irá en aumento durante las próximas jornadas. Y es que después de tres días de disturbios entre manifestantes árabes y la Policía hebrea en Jerusalén -con más de medio millar de heridos- y dos de intercambio de bombardeos entre el Ejército judío y el grupo islamista -que han dejado casi una treintena de fallecidos-, el Gobierno de Benjamin Netanyahu avisó ayer que intensificará los ataques de represalia en Gaza, ahora convertido en el epicentro del conflicto iniciado en la Ciudad Santa.

La actual situación es la más tensa desde 2019 en la zona. Hasta el momento, 26 palestinos -entre ellos nueve niños- y dos israelíes han perdido la vida tras el intenso disparo de cohetes -al menos 250- hacia Israel por parte de Hamas y otros 140 bombardeos de represalia sobre objetivos de la Franja por parte del Ejército hebreo, que se prepara para un campaña que podría tener una duración indefinida.

«Nuestra pauta es aumentar aún más la intensidad y cantidad de los ataques» contra objetivos del enclave, aseguró Netanyahu, que agregó que el grupo islamista, que controla de facto Gaza, «recibirá golpes que no esperaba» por parte de las tropas israelíes.

«Todavía tenemos camino por recorrer y lo haremos juntos, con responsabilidad y respaldo total» de «los ataques» que las Fuerzas Armadas «están realizando y realizarán», agregó.

Según precisó, el Ejército ha atacado ya «cientos de objetivos de Hamas» y de la Yihad Islámica, incluido a «sus comandantes» -según un informe del Gobierno, en estas ofensivas se ha acabado con la vida de 15 dirigentes extremistas-.

El premier lamentó también la muerte de dos mujeres hebreas que fallecieron por el impacto de cohetes palestinos en la ciudad meridional israelí de Ashkelón -que dejó una decena de heridos- y pidió a la población que «obedezca estrictamente las instrucciones» de seguridad.

La situación empeoró con el paso de las horas por todo Oriente Próximo. Así, en Jerusalén un árabe con ciudadanía israelí murió después de recibir un disparo de un colono judío durante las protestas en la Ciudad Santa y ya entrada la noche las sirenas sonaron en el área metropolitana de Tel Aviv, contra la que se lanzaron 130 cohetes. Una ofensiva que acabó con al menos tres fallecidos y ocho heridos, según informaron las autoridades al cierre de esta edición. Hamas había amenazado con disparar sobre la capital hebrea si el Ejército judío atacaba el conocido edificio Hanide, emblema de la Ciudad de Gaza, que por la tarde fue bombardeado.

La presión sobre la Franja fue constante durante toda la jornada, en la que múltiples comercios cerraron sus puertas, el tráfico se detuvo y el zumbido de los aviones de combate israelíes fue constante.

Por eso, la UE y la ONU instaron a ambas partes a detener «de inmediato» los combates. «Esta es la prioridad, la desescalada inmediata para proteger la vida de los civiles», aseguraron desde Bruselas.