Es la última vez que me dirijo a ti. Es la última vez que te hablo. Es la última vez. Deberías rendirte, yo no voy a hacerlo y tú, por el contrario, tienes los días contados. ¿Oyes eso? Ya hay un batallón de médicos y de personal sanitario preparando un plan para sacarte de ahí dentro, yo ya puedo oír sus pasos acercándose; se te acaba el tiempo.
No me das miedo, nunca me lo has dado porque estoy segura de que voy a acabar contigo, eso es algo que tú y yo sabemos desde el primer día.
Has estado muy bien ahí dentro, me has hecho mucho daño pero ahora, tienes que irte. Y sé que contigo te vas a llevar algo que lleva conmigo toda mi vida: mi pecho. Pero prefiero vivir sin eso a no vivir.
Me vas a arrebatar mi feminidad pero no podrás arrebatarme la vida y mucho menos las ganas de vivir. Seré menos femenina, pero nunca seré menos madre, ni menos amiga, ni menos mujer, ni menos yo; de eso puedes estar seguro.
Ríndete, yo no voy a hacerlo. Nunca.
Y es la última vez que te hablo. Es la última vez.