En estos últimos días, no solo el calor está golpeando a la población burgalesa. La subida de los precios de la electricidad ha dejado máximos históricos nunca vistos y las familias que están pasando por una situación de precariedad podrían empezar a notar muy pronto este problema en sus facturas.

La coordinadora de acción social de Cáritas Burgos, María Gutiérrez Pulgar, alerta de un panorama desolador que irá al alza si el aumento energético continúa:«Normalmente los peores meses son los de invierno, pero nos preocupa que las ayudas del Gobierno, como el Bono Social, se terminen en los próximos meses y dejen desamparadas a varias familias».

Se refiere Gutiérrez con el mencionado Bono Social al descuento en la factura eléctrica del que sólo se pueden beneficiar aquellos individuos que tengan contratado el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) y que el Estado puso en marcha con motivo de la pandemia de la covid-19.

Según los datos de Cáritas, en lo que va de año se ha proporcionado una gran cantidad de ayuda económica en materia de suministros:«Desde enero hasta julio, hemos aportado aproximadamente 19.000€ euros para poder solventar las facturas que las administraciones no han cubierto. Más de 400 personas y familias han sido asistidas», informa María Gutiérrez.

En Cáritas califican de muy preocupante la situación actual: «Muchas familias se están endeudando, no están pagando las facturas, y ahora están protegidas por las medidas específicas del Gobierno que impide los cortes de suministros. Nos intranquiliza especialmente cómo este encarecimiento afecta a las familias con hijos e hijas y a las monoparentales. Si estas familias no tienen el dinero suficiente, también les afectará directamente a los niños».

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