Los órganos de la Catedral

Guillermo Díez
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La Catedral Sentida (I)El primer indicio de la existencia de un órgano en la Catedral de Burgos lo proporciona un documento fechado en 1223. Ya en 1308 había dos ubicados en la nave central, en el mismo espacio que ocupan los actuales

Concierto de órgano de Luca Purchiaroni en la nave central de la Catedral - Foto: Valdivielso

Utilicé un muelle grande y viejo que saqué de una lavadora estropeada, y una tecla que quité momentáneamente a un vetusto armonio, para, en un día de los Santos Inocentes -mi primera Navidad en la catedral-, hacer creer que había una avería en el órgano. Obtuve una sosegada reprimenda de D. Heraclio Resines haciéndome saber que ciertas cosas son muy serias. Mi argumento de celebrar esa festividad como tradicionalmente me habían enseñado siendo niño, no fue suficiente para salvarme…

A menudo suelen preguntar quienes visitan la catedral: ¿Por qué hay dos órganos en el coro de la nave central? Los que observan un poco más, se dan cuenta de que también hay órganos en otras capillas que circundan la nave mayor. Y algunas tienen su pequeña sillería coral...

Cada mañana, los canónigos se reúnen para celebrar juntos la ‘Misa Conventual’, en la que incluyen dos tiempos de la Liturgia de las Horas: ‘Laudes’ y ‘Tercia’. Los cantos se interpretan ‘a dos coros’ que se alternan en la salmodia. Actualmente este acto se realiza en la capilla de Sta. Tecla, y está abierto a quienes desean acudir.

En otros tiempos, cada coro tenía su órgano y su organista. Hasta el año 2002, esta celebración se hacía en la nave central y en latín, lengua oficial de la Iglesia Católica.

Si queremos saber cuándo tuvo la catedral su primer órgano, hemos de acudir al archivo catedralicio para investigar en sus documentos. Labor ardua pues se trata de un extenso espacio lleno de legajos... Y hay que leer minuciosamente, porque podríamos caer en la trampa de desechar un texto por su título o contenido no relacionado con el tema que buscamos: Grave error; el primer indicio de un órgano en la catedral de Burgos, se encuentra en un documento en el que, junto a una firma, aparece la leyenda ‘magister in organo’... y fechado en el año 1223. No es difícil suponer que, si había un maestro de órgano, también estaría el instrumento. Un poco más tarde, en 1252, hay otro registro en el que se solicitan unas cantidades de dinero para pagar a un organista y para el mantenimiento de los órganos.

Fácilmente también podría pasársenos por alto un tercer dato que se encuentra en un pergamino de 25 cm.  y que nos aporta información de manera indirecta: el 27 de octubre de 1308, el obispo instituye las capellanías de Sta. Ana y S. Bartolomé en la capilla situada ‘...só los órganos de esta iglesia...’, con lo que podemos dar por hecho que en ese momento ya hay más de un órgano: dos -no se nos infle la imaginación; tampoco hay que exagerar- que se encuentran presumiblemente en la nave central y en los mismos espacios que ocupan actualmente.

Con esto vamos aprendiendo a ser cautos y a no deducir algo sin contrastar previamente su veracidad.

Con frecuencia nos preguntan de qué época o año es un órgano. La respuesta no suele ser fácil porque no es única: Casi todos los instrumentos, al mismo tiempo que se han cuidado (limpiezas, afinaciones, sustitución de elementos estropeados por el propio uso...) se han ido modernizando; se les han incorporado los últimos avances tecnológicos y esto ha modificado su configuración inicial. Está claro que las actualizaciones para las ‘apps’ no son un invento reciente... Por ejemplo, durante el período barroco surgen curiosos registros ornamentales como carracas, campanillas o cascabeles engarzados en ruedas; tambores o los ‘pajaritos’ (unos pequeños tubos, introducidos en un recipiente con agua, reciben aire e imitan el canto de los pájaros).

El instrumento de origen más antiguo de los que actualmente están en la catedral es el de la capilla de los Condestables. En algunos ámbitos es llamado ‘el órgano de Cabezón’… Sin duda es coetáneo y fácilmente lo utilizó alguna vez, pero no se tiene al respecto una fidedigna documentación que lo corrobore.

En 1530 Lo construye Fernán Giménez de Vitoria, que ocupó el puesto de maestro de órganos en la catedral de León. De estilo castellano, sobrio,  su caja -mueble que lo contiene-, en cuya construcción intervinieron  Felipe de Vigarny y Diego de Siloé, es la renacentista más antigua y mejor conservada actualmente en España. Tiene un teclado manual con 45 teclas, un pedalero de 8 pisas y 519 tubos repartidos en 15 medios registros.  

Le sigue en antigüedad el de la capilla de San Enrique. Hecho en 1674, de autor desconocido, está construido a juego con la estética de la capilla y utilizando elementos de un órgano anterior: El secreto y el teclado -muy decorado- provienen, tal vez, de un órgano procesional o de un positivo de cámara. En 1691 Es reparado por Julián Maqueda.

En el año 2000 es restaurado en el taller de organería de Gerhard Grenzing, en Barcelona. Trabaja en él el burgalés Óscar Laguna (Hontoria del Pinar) quien también recuperó el órgano de la iglesia de la Merced tras el infortunado incendio del retablo en 2001.

Es un órgano realejo de estilo barroco y de escuela castellana. Tiene 462 tubos y una afinación propia de su época -temperamento mesotónico- que le confiere una sonoridad muy especial; no es fácil la interpretación musical en él: estos instrumentos -órganos ibéricos- requieren una literatura específica y una adecuada preparación de quien los use. (Recordemos el concurso recientemente celebrado: en el Diario de Burgos -días 9 y 10 de junio-, los concursantes hacían referencias a la dificultad de interpretar en él).
Este es uno de los instrumentos utilizados por Antonio Baciero para la grabación de la obra completa de Antonio de Cabezón (Entre octubre de 1974 y agosto de 1975). Por cierto, tuvo que hacerlo durante el silencio de la noche, pues en esa época había demasiados ruidos debidos al tráfico rodado que aún circulaba por las calles de La Virgen de la Paloma y la Pza. del Rey S. Fernando.

Dos instrumentos conviven -seguramente desde sus orígenes- en la nave central. Si nos situamos en el coro mirando hacia el altar, a la derecha está el órgano de la epístola del que no conocemos sus inicios. Hasta el s. XV no aparecen en el archivo de la catedral datos propios y precisos.

En 1635 el Cabildo encarga una reforma a Juan de Argüete, quien dijo que su traza ‘sería la mejor que haya en estos reinos’. Pero la ubicación genera problemas que limitan el tamaño y las posibilidades. Trabaja en él entre 1636 y 1639.

En 1700 Diego de Orio Tejada realiza trabajos de puesta a punto para ‘tocar en la entrada de su magestad’ con motivo de la visita de Felipe V a Burgos. Seis años después, José de Echevarría hace una profunda y compleja reforma de la que hay constancia escrita en el propio instrumento.

A finales del s. XIX, en1885, los Hermanos Roqués (Zaragoza) lo desmontan, aumentan la extensión de los teclados, añaden nuevos registros, los pedales y modifican la afinación, dejando el órgano en el tono del diapasón adoptado en esa época para los instrumentos de orquesta. Es un órgano romántico sinfónico perteneciente a la escuela castellana y tiene 1656 tubos.

También en la nave central, pero a la izquierda del coro mirando hacia el altar, se encuentra el órgano del evangelio. De autor desconocido, apenas hay datos de él hasta el s. XVI.

En el año 1644, Antonio Zapata -organero y organista de la Iglesia Metropolitana Burgalesa-, lo reconstruyó aprovechando elementos del órgano ya existente. Tenía un teclado manual de 46 notas y con la primera octava reducida. La reforma fue muy importante pues se añadían por primera vez chirimías y trompetas, lo que obligó a la modificación del secreto y de los fuelles.

En 1694, el burgalés Julián de Maqueda mejora la estructura, aumentando la capacidad de los fuelles y la sonoridad del instrumento.

En 1710, José de Echevarría, al acabar con el de la epístola, realiza una transformación para acomodar el instrumento a las características de la organería propias de ese momento (trompetería horizontal, registros de adorno, sistema de ecos,...) y se construyó el balcón de la fachada trasera -que asoma a la nave lateral- para aumentar la capacidad del instrumento.

En 1736, Pedro Merino de la Rosa lo afina como el de la epístola para las celebraciones de la inauguración de la capilla de Santa Tecla.

En 1806, Juan Manuel de Betolaza introduce numerosas reformas que han permanecido hasta hoy, destacando la creación de un segundo teclado, cuatro juegos sonoros en los pedales y un importante desarrollo de la lengüetería.

También hay que destacar el cambio sufrido por el mueble en su aspecto exterior: la Academia de Bellas Artes de San Fernando obligó a modificarlo en acuerdo con la estética neoclásica imperante en ese momento, aunque el instrumento interiormente conserve su esencia barroca anterior. Ésta es la razón por la que la apariencia externa del instrumento no coincide con lo que alberga dentro.

En 1863, Tomás Hesse hace una reforma y modifica la cadereta interior convirtiéndola en sinfónica, perdiendo así su identidad barroca. En 1988, Federico Acitores (Torquemada, Palencia), lo restaura y ordena respetando todos los elementos existentes. Se trata de un órgano barroco ibérico y tiene 2100 Tubos.

En la capilla de Sta. Tecla hay un órgano construido en 2004; no es por tanto un instrumento histórico. Tiene 2 teclados manuales de 56 notas con 12 registros y un teclado pedal de 30 notas con 2 registros. Es romántico y tiene 900 tubos.

Todos estos datos proceden de textos de D. José López Calo (Musicólogo), D. Agustín Lázaro (Canónigo Fabriquero), D. Ángel Bravo (Maestro de Capilla), D. José Matesanz (Profesor de la UBU), D. Óscar Laguna (Restaurador y constructor de órganos), y de conversaciones con los citados autores.