Un bastón para cada día del año

Marta G. Cuéllar
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Fidel, de Quintanar, tiene varas grabadas con los días de la semana, las fiestas de guardar y otras fechas más señaladas, como los funerales.Todas ellas hechas a mano

Fidel Ureta muestra, en la puerta de su casa, una pequeña parte de la colección de bastones que él mismo ha tallado. - Foto: F2Estudio

Con solo mirar la vara que lleva Fidel ya sabes qué días es, o qué fiestas se celebran. Tiene 73 años, y lleva desde los 22 con un bastón en la mano. Bastón, vara, palo, como quieran llamarlo. Lo curioso es que no lo lleva por necesidad, sino por afición, que los hace él mismo y que los cambia todos los días del año.

Para conocer el origen de esta historia, Fidel Ureta, desenfunda una contundente colección de fotografías de sus años de la mili. "En esta foto aparezco yo con el primer bastón que tuve. Allí llevábamos palos porque había muchas culebras y muchos escorpiones", rememora el artesano, "esa vara en concreto era caña". Tras varias idas y venidas, Fidel terminó en Quintanar de la Sierra trabajando en las limpias que se hacían en el monte, "ahí fue cuando empecé a dibujar los bastones. Cogía las maderas de lo que limpiábamos, les quitaba las ramas que me sobraban y me ponían a transformarlas". Sin embargo, las varas actuales de Fidel vienen de los árboles de navidad, "cuando pasa la navidad la gente tira los árboles, y yo cojo esas varas. Les quito las ramas y, cuando aún están verdes, con la navaja retiro la primera piel. Una vez que se secan las lijo y las pinto con lápiz".

Antaño, seguía el perfil con una punta caliente, "pero era más complicado calentarla y, además, me salía la letra muy gorda. Así que probé con un radio de bici, que también es como de acero, y mucho mejor". Fidel toma postura en la cocina de su casa y, tras calentar sus radios de bici en la cocina de gas, va repasando las figuras e inscripciones que previamente ha perfilado en sus bastones. Desde que comenzó con esta afición hasta hoy en día, este artesano ha recopilado un incontable número de varas artesanales que guarda repartidas en diferentes dependencias de su casa. Cada una con una inscripción. Cada inscripción para un día.

Cerca de la cocina tiene las varas con los días de la semana. De lunes a domingo Fidel va cambiando la vara que saca de paseo. "Algunos días les tengo repetidos", señala, aunque entre ellas solo se parecen en nombre que las marca. En el ático, bajo una lonita de plástico, se recogen otro montón de varas marcadas con las fiestas locales y nacionales. También tiene una colección con días más señalados, como la vara de los ‘paseos’, la de cuando España ganó el primer mundial, la del ‘Camino de Santiago’ o la vara de ‘Funeral’, "que a ver si la guardo ya, porque vaya mes de agosto", sentencia. No vende sus varas, pero tienen tantos admiradores que más de uno ya ha pedido la suya, "algunos palos más delgaditos se los hago a los niños, que les gustan mucho. También tengo por aquí alguna de los Carreteros", explica Fidel mientras rebusca tras una puerta de la casa.

El artesano contempla los radios de las bicis, "tengo que hacer ya unos nuevos, estos están muy viejos", sentencia, "soy un artesano puro". En su ático, otro montón de ramas espera, apilado, a pasar por las manos de Fidel para convertirse en una vara importante, "de estos solo tengo enero y diciembre. Creo que me pondré con los meses del año "