Un peaje muy alto solo por ser mujer

V. Molina-M. Baena (EFE)
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Desde pequeña, cuando observaba situaciones injustas para las mujeres de su entorno, sabía que iba a combatir contra la actitud social de superioridad y prepotencia que mostraban algunos hombres

Un peaje muy alto solo por ser mujer - Foto: Ballesteros

La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, se rebela contra la violencia que padecen las mujeres en general y asegura que garantizar su seguridad es una medida ineludible para alcanzar la igualdad.

Profesora titular de Derecho Constitucional, Calvo (Cabra, Córdoba, 1957) ha ocupado cargos políticos de gran responsabilidad desde que fuera elegida parlamentaria andaluza en 1996: consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, ministra de Cultura, vicepresidenta del Congreso de los Diputados y, en la actualidad, vicepresidenta del Gobierno y ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad.

A pocos días del 8-M, la ministra defiende su conciencia feminista desde la niñez, de cómo la lucha por los derechos de la mujer ha dado una parte importante de sentido a su vida y de la necesidad de garantizar la integridad de las mujeres para que puedan ser libres.

La número dos del Gobierno central preside hoy, en la víspera de la disolución de las Cortes, un acto institucional de conmemoración del Día Internacional de la Mujer organizado por el Instituto de la Mujer, en el que se entregarán los Reconocimientos a la Igualdad 2019. Los actos conmemorativos por este Día se han adelantado por la presente Ley Orgánica del Régimen Electoral General. 

¿Se considera feminista?

Sí, casi desde que tengo conciencia de ser mujer. Desde pequeña veía cosas injustas en mi entorno, circunstancias más difíciles para nosotras y, sobre todo, conocí a muchas mujeres amilanadas por la actitud social  de superioridad y de prepotencia de algunos hombres. Lo observaba desde niña y supe que iba a combatir eso.

¿Cómo le ha ayudado el feminismo en su vida personal y profesional?

Mucho, ha dado una parte importante de sentido a mi existencia. Casi desde el inicio de mi vida conecté con la lucha por mis derechos, que eran también de las otras, de todas, buscando un proyecto personal de vida que yo quería que fuera libre, que no tuviera trabas, que pudiera vivir la aventura de mi vida con toda la potencia posible y eso es el feminismo, es la lucha conjunta de todas las mujeres para tener las mismas oportunidades y poder parar las injusticias y los obstáculos.

Díganos dos medidas que deberían implantarse para caminar hacia la igualdad entre hombres y mujeres.

La garantía absoluta de nuestra integridad. No puede ser entendible que tengamos que pagar precios especiales por nuestra libertad sexual, por nuestra seguridad cuando andamos solas, cuando viajamos solas, por la seguridad con nuestras parejas, en las relaciones sentimentales que se acaban volviendo nocivas hasta el asesinato. Gran parte de la población del planeta, más de la mitad, paga un particular y dramático peaje solo por ser mujer.

Y luego, libertad. Y para la libertad hace falta trabajo: todas tenemos que acceder al empleo porque, a partir de ahí, tenemos proyectos autónomos de vida, tenemos recursos propios y somos independientes. Decidimos si estar o no estar en pareja, si tener o no tener hijos. El feminismo tiene que ver con la libertad, la igualdad es el procedimiento para llegar a la realización de cada una de nosotras. Lo que hace la sociedad patriarcal y machista contra nosotras es impedir que seamos libres.

¿Se ha encontrado con algún obstáculo por ser mujer?

Con los mismos que todas: desde la cultura machista, que te obliga a tantas cosas que asumes como rol de género. Te vas haciendo mayor y entonces eres consciente de que has tenido muchos comportamientos que te vienen impuestos por el hecho de ser mujer, como el uso del tiempo, tan difícil para nosotras. Yo he sido madre, he tenido que hacer todo esto que nos caracteriza: la agenda privada y la pública, con menos tiempo que los demás, y luego esa invisibilidad constante en la que todavía estamos. Cuando un hombre dice algo se le oye más y antes. Tantas reuniones a las que todavía vamos y hasta que no lo dice un varón parece que nadie ha escuchado a una mujer que lo dijo 10 minutos antes.

Es el machismo evidente. Pero también eso que llamamos micromachismo, esa situación sutil donde la vida para nosotras es más difícil y más agotadora y donde no se reconocen nuestros esfuerzos y, sobre todo, nuestras aportaciones.

¿Cómo ve a la mujer que no condena las actitudes machistas?

No entiendo a las que dicen «yo no he sufrido nunca discriminación por ser mujer», no sé en qué mundo han estado porque yo he pasado por la mayoría de las situaciones que han sufrido todas, dentro de que cada vida es diferente, pero pienso que en el fondo es exactamente igual para todas.