Mucho más que un diseño Vintage

I.L.H.
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Tasio Ranz recorre la provincia para analizar objetos rurales y comprender el proceso creativo de artesanos anónimos. Es un trabajo Fin de Grado que busca inspiración para aprovechar los recursos

De la criba a Ranz le interesa la elección del alambre o la forma de las uniones para, a partir de ahí, reutilizar los recursos y crear objetos sostenibles. - Foto: Alberto Rodrigo

No le importa su valor estático, tarea que ya desempeña un museo etnográfico.  Su interés requiere de la implicación de las personas que han creado los objetos rurales para que le expliquen sus modificaciones, la elección de los materiales y el vínculo emocional. También le interesa el aprovechamiento de los recursos locales y su impacto en la España vacía, preservar la cultura material e inmaterial y analizar cómo estos objetos pueden influir en un diseño nuevo. «Me da mucha pena que cuando cierran una casa en un pueblo no solo se pierda el inmueble y a los vecinos que se van, también desaparecen los objetos que en algunos casos las nuevas generaciones no sabemos cómo se llaman, para qué sirven o cómo están hechos. Eso también se va a extinguir y es parte de la despoblación». 

Como joven estudiante de Diseño (una alternativa que ofrece en Pamplona la Escuela de Arquitectura), a Tasio Ranz, de 22 años, le interesa el proceso creativo de objetos que se utilizan en el mundo rural y que han sido ideados por artesanos anónimos.   

Para su trabajo de Fin de Grado recorre la provincia, charla con los creadores y analiza las piezas. «En un mundo en el que cada vez hay menos recursos es muy importante que los objetos que diseñemos sean sostenibles y se centren en la reutilización, la reinvención, etc. Lo que busco es inspirarme para darle una nueva perspectiva y diseñar algo nuevo».

De momento ha recorrido pueblos como Quintanilla del Coco o Tolbaños y no sabe a cuántas localidades más se trasladará. «Es abrumador porque hay demasiado material. Así que voy a centrarme en las historias que haya detrás de las piezas, que éstas sean significativas por su valor emocional o formal».

Entre esos utensilios hay una zoqueta   -pieza de madera hecha a modo de guante para segar-, una criba o un juguete de madera. «De la criba, por ejemplo, me interesan las uniones y el uso del alambre, material muy recurrente y franco». En cuanto al juguete, destaca el aprovechamiento de una rama. Lo mismo que unas abarcas creadas por su abuelo Aniceto con neumático. «Tendemos a ver el diseño como algo muy cosmopolita y urbano y yo identifico lo rural y a los diseñadores anónimos. Crean en su día a día para actividades agrícolas o ganaderas, para subsistencia, apaños, como herramientas; se centran en la función y no están condicionados por modas o estéticas», precisa.

Tasio Ranz continúa recopilando información y sigue abierto a que diseñadores rurales le cuenten por qué guardan determinados objetos aunque ya no los utilicen o cómo los han creado, modificado o apañado. «Es importante hacerlo ahora que me lo puede contar y podemos dar voz a esas personas», subraya mientras añade que quiere devolverles su apoyo realizando en verano alguna actividad contando su trabajo, la colaboración de la Asociación Patrimonio para Jóvenes o su historia como nieto de pastores (si alguien quiere hablarle de sus creaciones: tranz@alumni.unav.es).