¡Música, maestro! (el maestro de capilla)

GUILLERMO DÍEZ
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El maestro de capilla era -y es- un músico prestigioso, experimentado, compositor ágil y de calidad cuyos vastos conocimientos no solo eran musicales

Sillería del coro. El maestro de capilla, con la vara en la mano, señala la partitura en el facistol. Es una antífona del día de la Asunción, claramente legible.

Un soldado romano, de nombre Martin, cabalgaba por tierras de galos, en el siglo IV, cuando en su camino vio a un mendigo casi desnudo. La imagen le impactó lo suficiente como para desenvainar la espada, rasgar su capa en dos y ofrecerle una de las mitades al desfavorecido.

Años más tarde, ese soldado se convirtió en San Martín de Tours, y en ese lugar se construyó un primer oratorio dedicado a él, donde se guardaba como reliquia un trozo de su reducida capa. Las gentes iban a rezar donde la capilla -diminutivo de capa-; el paso del tiempo y el uso que hacemos del lenguaje hicieron lo demás: hoy llamamos capilla a un pequeño lugar de oración o dependencia dentro de una iglesia, que se dedica a una advocación particular.

Once acepciones tiene el actual diccionario de la RAE para capilla, y siete locuciones más con otros once significados. ¡Las vueltas que da la lengua! Y si parece extensa la cantidad de información acerca de esta palabra, nos podemos dar un largo paseo con el término maestro: 23 acepciones, 36 locuciones y 15 nombres compuestos. Parece tratarse de un valioso vocablo...

Del que también es importante saber algo: su origen está en la palabra latina maior (mayor) que produce magister; mientras de su antónimo minor surge minister (ministro). Otra vez el paso del tiempo que ennoblece antigüedades, desvirtúa otras cosas y no sólo olvidamos sus fuentes, sino que también alteramos su inicial importancia...

El maestro de capilla era -y es- un músico experimentado, prestigioso, compositor ágil y de calidad, cuyos vastos conocimientos no sólo eran musicales. Su formación en otras materias era amplia y siempre tenía dominio de la gramática y la retórica, porque la lengua forma parte importante de la música cantada, es indispensable para hablar en público, y necesaria para la enseñanza.

Solía poseer una arrolladora personalidad inspiradora de seriedad y mucho respeto, sobre todo durante el ejercicio de su profesión. Era habitual que en su infancia hubiera pertenecido a los grupos de niños y mozos de coro aprendiendo canto llano, contrapunto, composición y a tocar algún instrumento (preferentemente el órgano). Más tarde continuaba como cantor -si al cambiar la voz no se le había estropeado-, organista o ministril -si desarrollaba una especial habilidad con algún instrumento musical-, para finalmente llegar a maestro de capilla, no sin antes ganar alguno de los difíciles concursos -oposiciones- que convocaban los cabildos de las catedrales cuando quedaba la plaza vacante. También podía ser reclamado directamente por una catedral o por la corte cuando tenía suficiente prestigio.

Disfrutaban de un buen salario, porque además de ser reconocidos sus servicios, la música era muy valorada. No olvidemos que siempre formó parte importante en la educación y el aprendizaje, siendo una de las materias del Quadrivium.El cargo, salvo renuncia o sanción, era vitalicio.

Muchos de los grandes compositores más conocidos fueron maestros de capilla: Palestrina, Vivaldi, Bach, Salieri... En España, Tomás Luis de Victoria, Pablo Bruna, Francisco Guerrero... Una curiosidad con respecto al último: envió tres libros de música a la biblioteca de la catedral de Burgos.

25 de enero de 1572: Francisco Guerrero, maestro de capilla de la iglesia de Sevilla, escribe al cabildo de Burgos para comunicarle que le envía tres libros de música con misas, Magníficat y motetes; manda el cabildo a los diputados que le respondan agradeciéndoselo. 

Sus funciones eran varias y, aunque fueron modificándose a lo largo de los siglos, eran similares y casi siempre coincidentes en la mayoría de las catedrales: 

Dirigía la enseñanza de la música, cuidando el respeto a la liturgia y coordinando perfectamente la vocal con la instrumental. También se encargaba de la instrucción en el canto, que no se limitaba sólo a los estudiantes -niños y mozos de coro- sino que se procuraba a los miembros del cabildo. Esta intensa actividad pedagógica era una verdadera cátedra en su magisterio. Era habitual que se hiciera responsable de los niños de coro más destacados en los estudios, y que vivieran con él en su casa y a su cargo.
Además de asesorar en la adquisición de obras de otros autores, él mismo tenía -y sigue teniendo- la obligación de componer piezas musicales para las diferentes celebraciones y fiestas del año litúrgico.
Dirigía la música y el canto en las celebraciones -ordinarias y extraordinarias-, lo que requería un extenso y variado repertorio, unido a numerosos ensayos. En la dirección del canto, podía ser ayudado por el sochantre.
Algunos datos curiosos sobre maestros de capilla en el archivo de la catedral burgalesa:
26 de mayo de 1542: El cabildo manda al maestro de capilla y a los cantores y organistas que acudan a casa del condestable Pedro Fernández de Velasco para oficiar misa y vísperas por el Rey. Ordena que se acuda a recibir a Carlos I y al nuncio, bajo pena de dos ducados; y que el racionero, le lleve los presentes siguientes: una ternera, doce antorchas, 20 velas de cera, dos cueros de vino y seis cargas de cebada.

1 de enero de 1550: Súplica elevada al Papa por un cardenal y el cabildo, para que anexe las veinte medias raciones de esta iglesia para un maestro de capilla, un organista y 18 cantores.

22 de enero de 1564: El maestro de capilla, dijo que le habían hecho propuestas en Zamora, Sigüenza y Jaén -de donde era natural- con mayores salarios que el que aquí tenía. Esto, unido al clima de Burgos ‘donde le ha ido tan mal de salud, que siempre ha vivido y vive enfermo, y aunque desea servir a sus mercedes, no puede menos de irse’. El cabildo decidió ‘que le ofreciesen más salario porque no dejase esta iglesia e cabildo’.

No aceptó y terminó yéndose a Zamora donde también ejerció como maestro de capilla. Dos años más tarde, el 25 de junio de 1566, se le escribe una carta pidiéndole que vuelva a Burgos. El 5 de julio se lee su respuesta en la que manifiesta que no quiere volver a Burgos.

2 de agosto de 1570: Pío V erige un maestro de capilla, para Burgos, con hábito y nombre de canónigo, pero sin asiento ni voz en el cabildo, y con la obligación de enseñar y sustentar cuatro mozos de coro y otras obligaciones propias de su cargo. (Divinae maiestatis arbitrio).

20 de agosto de 1577: Testimonio de uno de los capítulos que ha de observar el maestro de capilla de esta iglesia, por el cual no puede llevar la música fuera de la catedral sin licencia del cabildo.

1 de enero de 1699: Condiciones que debe observar el maestro de capilla, entre ellas gozar los frutos del canonicato dispuesto por bula para su salario y mantener en su casa cuatro niños de coro, enseñándoles a todos canto de órgano y contrapunto; gobernar el coro y proveer todo lo que se ha de cantar.

21 de julio de 1780: El capiscol y el abad de Covarrubias, manifiestan que la persona idónea para ocupar la plaza de maestro de capilla vacante en la catedral de Burgos, es el actual maestro de la capilla de la Soledad de Madrid, que reúne muchas cualidades. Así como también son buenos el maestro de una de las orquestas de los teatros de Valladolid, y el compositor de uno de los Coliseos que opositó al magisterio de las Descalzas Reales. Uno de los canónigos informa por carta de que conoce al de Valladolid, y que es la persona más apta para la plaza. Manda este cabildo que los diputados le hagan saber si admitirá la plaza de maestro de capilla de Burgos y venga a esta ciudad a presentarse.

22 de enero de 1867: El señor presidente llamó a cabildo extraordinario para la elección de beneficiado maestro de capilla entre tres opositores (Uno, presbítero y maestro de capilla en la catedral de Ávila, y los otros dos, clérigos de prima y profesores de música en Valladolid y Barcelona respectivamente).

Tras las exposiciones, se distribuyeron entre los capitulares papeletas con los nombres de los tres y una en blanco para realizar la elección por votación.

Una vez sabido quién fue el agraciado, se le comunicó para que se presentara con el hábito coral y tras leer el nombramiento, proceder a la posesión, acompañándolo al coro mayor dándole lugar en el de la derecha y en la última silla de beneficiados. Él alzó la silla, la bajó, se sentó en ella y el portero arrojó unas monedas en la entrada del claustro en señal de posesión. 

1 de enero de 1909: Provisión de un beneficio de organista y auxiliar de maestro de capilla, vacante en la iglesia de Burgos por muerte de Federico Olmeda. 

Todos estos datos proceden del archivo musical de la catedral de Burgos; Susana Guijarro González: “Maestros, escuelas y libros. El universo cultural de las catedrales en la Castilla medieval” (2004) Biblioteca del Instituto Antonio de Nebrija de estudios sobre la universidad. Universidad Carlos III de Madrid; y diversas conversaciones con algunos canónigos.