«Mi objetivo número uno es entrenar al Burgos»

CARMELO PALACIOS
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Álvar Arranz es el director de desarrollo de la Barça Academy de San Diego, uno de los centros de formación que el Barcelona tiene repartidos por el mundo. Pese a formar parte de otro club, su corazón es blanquinegro

«Mi objetivo número uno es entrenar al Burgos»

California, Estados Unidos. A más de 9.000 kilómetros de distancia de Burgos, Álvar Arranz se ha hecho un hueco como entrenador en una de las mejores canteras de futbolistas del mundo. Este joven burgalés es el director de desarrollo de la Barça Academy de San Diego, en la que cientos de incipientes talentos aspiran a llegar algún día a La Masía. Sin embargo, formar parte de la red de escuelas de uno de los equipos más punteros del planeta no le ha hecho olvidarse de un sueño que tiene desde hace muchos años: entrenar al Burgos CF.

La historia de Álvar siempre ha estado ligada al fútbol. Dirigió a varios años a equipos de las categorías inferiores del Burgos hasta que tuvo que abandonar su ciudad natal por motivos laborales. Su trabajo como desarrollador web le llevó a Madrid y allí se ligó a la prestigiosa cantera del Rayo Vallecano.

Dos años después, su vida tomó un rumbo diferente cuando le surgió una oferta de una start-up en San Diego. No se lo pensó dos veces y se lanzó a la aventura. «Justo el día que me estaba mudando a Estados Unidos me llamó el Barça para que participara en sus campamentos de verano. Les dije que sí», cuenta.

Ese fue su primer contacto con el club azulgrana y el inicio de un gran vínculo. Su filosofía de trabajo convenció y le ofrecieron un puesto en una nueva academia en San Diego. Allí comenzó como entrenador en 2017 y, a día de hoy, es el director de desarrollo. «Trabajamos con muchos niños y les enseñamos los valores y el estilo del Barça. El método no consiste en imponer conceptos, sino en que ellos se den cuenta de que lo que hacen  y por qué lo hacen», relata.

Uno de los mejores momentos desde que forma parte de la familia azulgrana fue la disputa de un torneo con su equipo cadete en La Masía  contra otras escuelas del mundo, aunque también guarda un grato recuerdo de la visita de la primera plantilla en pretemporada: «Los niños vieron entrenar a sus ídolos. Fue muy bonito».

Todavía no ha descubierto al nuevo Messi, pero asegura que ha visto niños con mucha calidad. «Hay mucho talento entre los pequeños, aunque luego cuesta verlo en las categorías de más mayores», señala Álvar, que alucina, sobre todo, con el nivel del fútbol femenino en Estados Unidos.

De momento, trabaja a media jornada para la entidad culé y su idea es vincularse por completo al fútbol en un futuro cercano. Su preparación es máxima y cuenta con la licencia UEFA Pro, lo que le permite entrenar a cualquier equipo del mundo. «En EEUU se respeta más la figura del entrenador y las instalaciones son increíbles. Mi idea es dedicarme solo al fútbol. Me encuentro muy cómodo en San Diego porque se vive bien, pero mi objetivo número uno es entrenar al Burgos».

Pese a estar lejos, no se olvida de sus colores y asegura que está sufriendo lo indecible esta temporada con la marcha del conjunto blanquinegro: «Lo sigo mucho y me da rabia verlo así. Confío  en que se logre la salvación». Él ya fue entrenador en la cantera y trabajó en la comunicación del club. De hecho, diseñó las míticas camisetas de la Catedral y la Tizona. Tal vez, el destino le permita cumplir su sueño y regresar algún día como técnico a la que él considera su casa.