No ha sido 2020 un año precisamente bueno para la economía burgalesa.El estallido de la pandemia ha provocado un repunte del paro no visto desde la crisis de 2008, mientras que el número de afiliados a la Seguridad Social ha cerrado el curso a la baja. El decrecimiento del PIB ha rozado los dos dígitos, mientras que la compraventa de viviendas, la suscripción de hipotecas o las matriculaciones han cerrado un curso para el olvido.No obstante, el tejido empresarial burgalés se ha agarrado al comercio exterior, y prueba de ello es que, en contra de todo lo que se podría esperar, ha terminado 2020 registrando un alza del 2,6%.
Es cierto que el 2019 se cerró con unos datos negativos, concretamente retrocediendo las exportaciones el 5,4%, pero los 3.109,3 millones de euros que han vendido al extranjero las compañías burgalesas dan una muestra de la importancia y fuerza que tiene la industria en la economía provincial.Pero, ¿cuáles han sido las claves para que, en plena pandemia, el comercio exterior haya capeado la tormenta con resultado positivo? El principal argumento viene de la mano del aumento de las exportaciones de productos farmacéuticos.La planta de GSKen Aranda de Duero es la ‘culpable’, ya que ha pasado de los 400 millones en 2019 a mover 509 en 2020 -con datos de noviembre a la espera de que se actualicen en unas semanas los de diciembre-. Otro de los capítulos que ha experimentado un crecimiento de sus exportaciones desde Burgos hacia el resto del mundo ha sido la maquinaria eléctrica.Este capítulo, que engloba todo tipo de aparatos o componentes eléctricos -los de automoción van en otro apartado-, ha pasado de mover en 2019 hasta 179 millones a los 250,2 que se registraron entre enero y noviembre del año pasado.
También es notable, aunque entendible tal y como se ha comportado la economía durante la pandemia, el alza de la agroalimentación y su salida al mercado exterior.En concreto el capítulo de carnes ha aumentado su presencia en las exportaciones un 17%, pasando de 156 a 182,7 millones.
Nuevos mercados. La economía de China es una de las que ha impulsado el comercio exterior burgalés durante la pandemia. Si en 2019 las transacciones entre las compañías de la provincia y el país del Solnaciente rondaron los 108 millones de euros, solo hasta noviembre ya se habían movido mercancías por valor de 190 millones, a falta del último mes.Los productos más demandados por el gigante son los cárnicos, y es aquí donde entra Campofrío.La multinacional ha puesto en marcha un tren frigorífico para enviar su género hasta el puerto de Barcelona, desde donde salen puntualmente barcos hacia China. El capítulo de la carne ha supuesto alrededor del 60% de todas las exportaciones entre Burgos y el gigante.
Los productos farmacéuticos han sido el segundo capítulo más demandado por la nación asiática, pero muy lejos de la carne, ya que apenas han supuesto 19 millones de euros.De este modo China ha pasado de ser el séptimo aliado comercial burgalés al tercero en 2020.Por delante de él quedaría Alemania, en segunda posición yFrancia, que lidera la lista desde hace ya varios años.
Pero si hay un país que ha pegado un salto exponencial en sus relaciones comerciales con Burgos ese ha sido Canadá.En 2019 apenas compró mercancías por valor de 9,3 millones de euros.Sin embargo, el inicio de la crisis sanitaria y el músculo farmacéutico de las compañías de la provincia han disparado hasta los 124 millones las transacciones entre ambas partes.De este modo, de ser el cuadragésimo segundo aliado,la nación ha pasado a ocupar la octava plaza.
En el conjunto de Castilla yLeón, las exportaciones se desplomaron un 15% (12.492,6 millones) a lo largo del 2020 lastradas principalmente por el frenazo de la a automoción. A nivel nacional, el comercio exterior también cayó un 10%.