Prevén un repunte en venta de libros de texto para 2022-23

B.G.R.
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Los libreros mantienen el volumen de reservas para septiembre en niveles de hace un año. Los cambios de la nueva ley educativa en los currículos no entrarán en vigor hasta el siguiente

Las librerías atienden los pedidos de las familias en un año con pocas renovaciones. - Foto: Valdivielso

La incertidumbre de la campaña de reservas de libros de texto del año pasado, motivada por las dudas sobre el inicio de primer curso en pandemia, ha dado paso a una cierta tranquilidad, aunque esta no se ha traducido en un aumento significativo de los pedidos. Los libreros coinciden en que la previsión de ventas se mantiene en los mismos niveles que hace un año, teniendo en cuenta el cada vez mayor peso que tiene el programa de gratuidad Releo Plus y que los cambios de volúmenes en los centros educativos han sido mínimos.

Lo mismo que comparten esta valoración también prevén que se produzca un repunte de cara al siguiente ejercicio escolar, el de 2022-2023, que es cuando comenzarán a modificarse los currículos en los cursos impares de Primaria, la ESO y Bachillerato, según el calendario de aplicación de la nueva ley educativa (Lomloe). «En teoría tendría que ser así, pero habrá que esperar y ver si las modificaciones se dan en ejemplares físicos o digitales», manifiesta Lucía Alonso, de la librería Santiago Rodríguez.

En esa misma línea, María Gonzalo, de Margof, reconoce que la recién estrenada regulación afectará a los cambios de libros de texto en colegios e institutos, dado que no habrá existencias de estos en los bancos de los centros, lo que supondría un incremento de las ventas. Estas llevan estancadas o con una tendencia a la baja desde hace años y se han acrecentado en los últimos tiempos con la consolidación del programa de gratuidad de la Junta Releo Plus. De hecho, los empresarios consultados aseguran que las modificaciones para el próximo curso han sido «mínimas y solo las necesarias», algo que queda patente en que muchas de las demandas que reciben son de ediciones «antiguas», tal y como confirma Ana García, de la librería Octavos, quien también hace alusión al incremento de las licencias digitales, que, en su opinión, deberían ser un «complemento» de los volúmenes físicos.

Respecto a la campaña actual, algunos negocios han notado un pequeño aumento de las reservas, mientras que la percepción de otras va en sentido contrario, aunque en ninguno de los casos con grandes variaciones. Al respecto, el vicepresidente de la Asociación de Libreros de Burgos, Víctor Adot, subraya la «diferencia» que puede existir entre las librerías debido a que estas trabajan principalmente con los colegios de proximidad, lo que hace que la decisión de estos sobre los cambios de ejemplares incline la balanza hacia un lado u otro de la facturación.

El responsable de la librería La Llave admite la importancia que han adquirido los bancos de libros, algo sobre lo que se muestra a favor porque «hay que reutilizarlos», si bien reclama una «regulación más precisa» por parte de la Administración regional. La actual permite que las modificaciones se produzcan cada cuatro años, pero «no siempre es así», además que, según añade, la decisión es del colegio pero luego también tiene que recibir el visto bueno de las autoridades educativas: «Tendría que haber una cierta estabilidad y una renovación más periódica para que no coincidan en el tiempo todos los cursos».

Por ahora, las reservas se centran en los primeros niveles de Infantil y Primaria, dado que es material fungibles, decayendo a medida que avanzan las etapas, donde cada vez resultan menos frecuentes los pedidos de lotes completos y priman las de libros sueltos.