«Lo de Annual fue un horror, un infierno»

R. PÉREZ BARREDO
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Miguel Ángel Salinas rescata una fotografía y la historia de su padre, Luis, uno de los burgaleses reclutados para combatir en Marruecos y ser testigos del Desastre de Annual, derrota militar española de la que se cumplen ahora cien años

Salinas exhibe la fotografía en la que aparece su padre y otros compañeros en los Altos de Nador. - Foto: Jesús J. Matías

La ha conservado como oro en paño; como todo lo que guarda este infalible coleccionista e investigador de episodios burgaleses. Miguel Ángel Salinas exhibe orgulloso una fotografía que estos días cobra especial relevancia: en ella se ve a un grupo de soldados en un paisaje desértico.Uno de ellos es su padre, Luis. Junto a él, varios burgaleses, reclutas llamados a filas en 1921. Mal año para el ejército español. Más aún si el destino era Marruecos. Peor aún si fue en el mes de julio. Porque fue hace ahora cien años cuando se consumó uno de los episodios más vergonzosos de la historia militar española: el llamado Desastre de Annual, en el que las tropas rifeñas infligieron un escarnio a las españolas. No sólo se perdieron emplazamientos clave; no sólo quedó Melilla sitiada; no sólo se sacó los colores a un país otrora hegemónico en el mundo: miles de españoles perdieron la vida en tierras africanas por la temeridad e impericia de los mandos. Más de un centenar eran burgaleses.

Por suerte, Luis Salinas Almendres pudo vivir para contarlo. Y lo que contó lo evoca hoy su orgulloso hijo. Aunque nunca fue un capítulo sobre el que su proteginotor solía hablar con frecuencia (más al contrario, lo citaba poco, acaso para intentar olvidarlo), a Miguel Ángel se le quedó grabado que su padre siempre lo recordó «como un horror, un infierno, una pena, un verdadero desastre porque allí se habían cargado muchos regimientos y que los mandos habían hecho una nefasta gestión». Luis Salinas Almendres estaba haciendo el servicio militar en el regimiento de San Marcial cuando se produjo la llamada. «Tenían 21 años. Inmediatamente les llamaron y les enviaron a Melilla».

En la imagen sale Luis Salinas en primera fila, una rodilla hincada y con sombrero. Según su hijo, que lo supo por boca de su padre, el resto de soldados que aparecen ataviados con sombrero también son burgaleses. La imagen fue tomada en Nador. Precisamente en esa zona, concretamente en Monte Arruit, perteneciente a esta comarca rifeña, tuvo lugar uno de los episodios más sangrientos y terribles de aquel desastre, toda vez que allí se ubicaba una fortificación española que fue salvajemente atacada.En la ofensiva murieron cerca de 3.000 soldados españoles.

Aquel año de 1921, Abd el-Krim era el líder de las tropas rifeñas que había infligido a las españolas pequeñas derrotas, provocando quebraderos de cabeza al Gobierno español, que se hallaba en la inopia y era de lo más inoperante, como si viviera de su heroico pasado. Pero en aquel mes de julio el líder cabileño llevó a cabo una acción bélica con un éxito rotundo para sus aspiraciones. La ofensiva, que se ha conocido siempre como el Desastre de Annual, hizo que los guerrilleros rifeños conquistaran la plaza castrense más importante del Protectorado que defendía el general Fernández Silvestre, hecho que se saldó con 10.000 víctimas mortales españolas, de las que 122 eran burgalesas. Se da la circunstancia de que aquel día el monarca español se hallaba en Burgos, celebrando los fastos del VII centenario de la Catedral de Burgos, ajeno a la masacre de sus compatriotas. «Los mandos fueron temerarios y se infravaloró a los rifeños; y las condiciones de los soldados estaban en malas condiciones», explicaba el pasado mes de abril a este periódico el historiador Luis Hernando Arribas Hernando, autor del libro Memoria de los desastres, que recoge el relato y los nombres de todos los burgaleses caídos en Annual, Cuba y Filipinas, esto es, durante el desmoronamiento definitivo del que había sido el imperio más vasto jamás conocido. 

Terribles consecuencias. La pérdida de aquellas últimas colonias, incluido lo sucedido en el Protectorado, provocó una crisis de gobierno sin parangón, hasta el punto de que hizo tambalearse la monarquía parlamentaria de Alfonso XIII, cuya figura quedó muy tocada, toda vez que estaba muy vinculado a la política colonial, que había dejado en manos de algunos amigos militares íntimos pero inútiles, como Dámaso Berenguer o Fernández Silvestre.

Poco tiempo después, ya en 1923, se produciría el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera, apoyado por el borbón.Bajo aquella dictadura se puso fin a la interminable Guerra de Marruecos tras el desembarco de Alhucemas (1925).En aquella victoria participaron varios militares que años después protagonizarían otra sublevación militar: allí estuvieron Sanjurjo y un tal Francisco Franco.