«La arquitectura es vital para el marketing de una bodega»

R.C.L.
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Los oficios del vino (XXIII) | El italiano es uno de los pioneros en el diseño en el sector bodeguero con un estilo contemporáneo e innovador

Alessandro Beggiao es uno de los grandes arquitectos de la comarca, y ha estado inmerso en la construcción de bodegas como la de Pago de los Capellanes. - Foto: R.C.L.

Hace seis años que Alessandro Beggiao aterrizó en la Ribera. «Es un lugar que me maravilla», reconoce. Tras trabajar en diversos países como Chile o Italia, y colaborar con arquitectos de primer nivel como e Carlos Ferrater o Gonzalo Mardones, emprendió una nueva aventura en un ecosistema lejos de las grandes ciudades.

Alessandro confiesa que hasta su llegada a la Ribera del Duero «nunca se había planteado planificar la construcción de una bodega». Sin embargo, no tardó en empaparse de la cultura local, y fue uno de los principales arquitectos de la Bodega Pago de los Capellanes, situada en la localidad de Pedrosa de Duero.

«Es fundamental diferenciarse del resto. Me gusta implicarme en el proceso, pero siempre dentro de los gustos e intenciones del cliente», afirma. Además, es partidario de «reflejar aquello que busca el propietario, que es la verdadera pieza insustituible». «Siempre ofrezco un análisis propio después de escuchar las peticiones del cliente, de forma que se involucre el proceso», explica.

El arquitecto también resalta la importancia del trabajo en equipo. «No vale de nada planificar un proyecto sin contar con un equipo en el que haya expertos, diseñadores, ingenieros, técnicos...», destaca. Así pues, también remarca la enorme labor cooperativa con otros compañeros de profesión como Miguel Ángel Molinos. Para Alessandro, el ribereño es «todo un profesional, un excelente socio y un referente en la industria arquitecta».

Desde el punto de vista comercial, distingue la importancia de su trabajo a la hora de construir una bodega. «La arquitectura es vital para el marketing de cualquier bodega», recalca. Su estilo contemporáneo trata de introducirse en la tradición bodeguera, así como del entorno que ña rodea. Además, es partidario de regirse por un estricto protocolo a la hora de trabajar, ya que «cada proceso tiene sus elementos, que a su vez tienen su propio orden».

«El exterior de la bodega debe transmitir un mensaje al cliente sobre qué tipo de vino se produce, así como de quiénes forman parte de la propia empresa», menciona. Sin embargo, una de sus marcas diferenciales es su enorme involucración en el interior de sus construcciones. «Nosotros creamos un entorno específico con condiciones idóneos de luz, temperatura y humedad. Hacemos la caja del vino, pero siempre estamos atentos a los requerimientos profesionales que después deben de entrar en escena», argumenta.

El arquitecto también muestra su admiración por la variedad de las salas de catas. «Existen diferentes tipos: una como mirador hacia el paisaje y otra a pie de viña», detalla. De ellas, destaca a la segunda, ya que permite al cliente la realización de catas mientras «vive la propia viña». Asimismo, destaca la simpleza a la hora de emplear materiales, ya que considera que dota al espacio de «elegancia y luz natural».

En la actualidad, se encuentra en más proyectos vinícolas tanto dentro como fuera de la Ribera. Entre los focos de atención, está en proceso la construcción de un edificio bajo emisivo para unos jóvenes viticultores y bodegueros de Pedrosa de Duero. Por otro lado, en Galicia está inmerso en el proyecto de  una bodega de la DO de Valdeorras.

Lejos del mundo del viñedo,  Beggiao está trabajando en otros planes de futuro muy variados. La comisaría de la Policía Local o una veterinaria en Aranda, oficinas en Madrid u otras reformas en Bilbao, son buenos ejemplos de su trabajo.