Llega tarde al primer entrenamiento con el San Pablo, por culpa de los análisis clínicos. No pierde tiempo en cambiarse y se ata las zapatillas en la misma pista de El Plantío, tras saludar tímidamente. Inmediatamente se acerca al centro de la pista y acude a Joan Peñarroya. Es la estrella del equipo burgalés aunque se comporta como uno más. Earl Clark no quiere un protagonismo especial; prefiere brillar en la pista. Y para eso se le ha fichado en el San Pablo. Está llamado a ser el jugador referencia de los azulones por su experiencia y por su talento. Ha competido es seis franquicias de la NBA, compartiendo vestuario con Pau Gasol. Las últimas tres temporadas las ha pasado en Europa, tras una breve estancia en China. Ha jugado Euroliga y ha sido un rival incómodo para equipos como el Real Madrid y el Baskonia. En el Besiktas turco coincidió con Augusto Lima. Ahora viste la camiseta del San Pablo y debe ser el faro que guíe a los burgaleses en su ilusionante camino europeo. Sabe de su importancia, aunque Joan Peñarroya insiste en su consigna «necesitamos de todas las individualidades para no depender de ellas». Lo dice con una sonrisa que refleja su alegría ante la llegada de EarlClark. El jugador de Nueva Jersey -2,08 metros-, es grande pero muy móvil, lo que le permite jugar de 4 y de 5. Tiene un físico poderoso para defender, intimidar en la zona y recuperar rebotes. Además destaca por una buena mano en los triples. Cualidades no le faltan para cumplir con las expectativas y ser la nueva estrella del San Pablo.