Exportando talento burgalés

CARMELO PALACIOS
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El Deportivo de la Coruña, el Real Valladolid y el Atlético de Madrid apostaron el verano pasado por tres jóvenes promesas de Burgos: Kevin Sánchez, Javier García-Tuñón y David Muñoz

Kevin Sánchez, Javier García-Tuñón y David Muñoz, con las camisetas del Deportivo, Valladolid y Atlético. - Foto: DB / DB / @cantera_atlética

Kevin Sánchez, Javier García-Tuñón y David Muñoz llevan vidas paralelas. Cada uno en una ciudad de España, pero hay muchas similitudes en sus historias y todas ellas tienen un denominador común: el fútbol. Estos tres burgaleses de tan solo 15 años, que hoy están confinados en sus casas, recibieron la llamada de tres equipos históricos del fútbol nacional el verano pasado. A Kevin le fichó el Deportivo de La Coruña; a Javier, el Real Valladolid; y a David, el Atlético de Madrid. Ninguno quiso desaprovechar la oportunidad y ahora forman parte de sus canteras, donde esperan seguir creciendo y sueñan con llegar algún día a lo más alto.  

La vida de los tres ha cambiado radicalmente esta última temporada. Kevin Sánchez ha pasado de vivir con sus padres a hacerlo en Abegondo, la ciudad deportiva blanquiazul. «Allí están la residencia, los campos y también hay un colegio al lado. No es fácil marcharse de casa, pero me he adaptado rápido», cuenta.  ¡Vaya si se ha adaptado! Lleva 11 goles esta temporada con el San Tirso, conjunto que pertenece al Dépor, y eso que está jugando con chicos un año mayores. Sus tantos han sido fundamentales para que los suyos se mantengan en la parte alta de División de Honor.

Su carta de presentación es la de un jugador de ataque que alterna las posiciones de extremo, delantero y mediapunta. A base de trabajo, se ha hecho un hueco en la cantera coruñesa y ha convencido a los que mandan. «Un día me llamaron al despacho y me dijeron que querían ampliar el contrato dos años más», recuerda este burgalés formado en el Inter de Vista Alegre y en el Burgos CF. 

Un pasado que comparte con David Muñoz, que comenzó en el Capiscol a los siete años y a la campaña siguiente se fue al Burgos CF. En el cuadro blanquinegro fue pasando de categoría en categoría hasta que el verano pasado lo fichó el Atlético. «Recuerdo que estaba jugando a la Play Station, me dieron la noticia y yo dije: ‘Dime cuándo que me voy’».

David lo tenía  claro y, por ahora, siente que ha acertado con la decisión. Mediocentro con vocación ofensiva, vivió un punto de inflexión desde su llegada a la capital en el duelo contra el Fuenlabrada. «Era el último minuto, íbamos 1-1 y me llegó un balón al borde del área. Marqué con la zurda y ganamos ese partido. Todos vinieron a abrazarme y me dio mucha confianza», revive emocionado.

El cadete B rojiblanco, donde juega el burgalés, va segundo y está ofreciendo muy buenas sensaciones. David está siendo parte del éxito rojiblanco y ya ha dejado atrás una lesión que le mantuvo apartado de los terrenos de juego durante un mes. Reconoce que la vida es exigente en la residencia colchonera entre los entrenamientos y los estudios, pero es consciente de que hay que trabajar para llegar lejos. «Si no tienes cabeza, no vas a triunfar por mucho talento que tengas», asegura.

La historia de Javier García-Tuñón es un poco distinta a la de sus paisanos porque no se formó en el Burgos CF, sino en el Promesas, y no vive en una residencia de futbolistas, sino que va y viene a Valladolid cuatro días por semana. No le importa el sacrificio y afirma estar feliz con esta nueva experiencia en un club que apostó por él en el peor momento. «Me rompí la tibia en abril del año pasado con el Promesas y aun así apostaron por mí», valora.

Al llegar de una lesión grave, le costó hacerse un hueco en el once, pero lo consiguió a base de trabajo hasta convertirse en el lateral izquierdo titular: «Hay mucha competencia y además tuve otra lesión de tobillo, pero a la mitad de la temporada me hice con el sitio».

Su velocidad y capacidad para llegar al campo contrario le convierten un arma peligrosa en ataque. Como referencias, tiene a los madridistas Roberto Carlos y Marcelo, pero él prefiere centrarse en el Valladolid. «Hay que estar centrado y ser humilde.  A mí me gustaría llegar lejos con el Valladolid, estoy muy a gusto allí».

Estos tres burgaleses están viviendo una experiencia exigente pero inolvidable y fantasean con cumplir su sueño algún día, aunque ahora prefieren mantener los pies en el suelo y  disfrutar del momento.