«La biblia es la mayor novela histórica del mundo»

M.G.Z.
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El libro de mi vida (1): Pepe Carazo | Abierto a leer de todo aunque sin llegar al nivel de su mujer, que, según el pintor, lee hasta los prospectos de las medicinas

El pintor Pepe Carazo, en su rincón de lectura preferido. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Pepe Carazo (Burgos, 1955) se define como un auténtico apasionado de la lectura. «Muchos se niegan a regalarme un libro en mi cumpleaños; les parece poco, pero a mí me parece sublime, lo máximo. Hay mucha gente que dice ‘pero cómo le vas a regalar un libro, regálale una camisa’. Tengo 30 camisas que no me pongo». Al pintor le encanta leer todo tipo de géneros literarios, aunque siente especial devoción por el ensayo y, curiosamente, también se declara fan de los libros antiguos y los manuscritos. Para el burgalés, estas composiciones suponen un tipo de lectura alternativo que destacan por su parte gráfica y visual. 

Concretamente, una de las obras más significativas para Carazo es el Codex Gothicus Legionensis, también conocida como Codex Biblicus Legionensis. «Cuando descubrí esta Biblia me pareció lo más maravilloso del mundo, porque la obra refleja todo lo que rodea la vida del ser humano del momento», señala. La pieza es tan importante para el artista que, en su discurso para ingresar en la Institución Fernán González en el año 2013, cobró gran protagonismo. De esta forma, esta Biblia visigótico-mozárabe se convierte en su propuesta lectora del día. «La Biblia, si podemos interpretarla como novela, es la mayor novela del mundo; es la mayor novela histórica y religiosa», apunta. 

La composición perteneciente al siglo X fue escrita en el scriptorium del monasterio de Valeránica (Tordómar, Burgos), aunque en la actualidad se conserva en el archivo capitular de la Real Colegiata Basílica de San Isidoro de León.

El ejemplar es obra del calígrafo y miniaturista Florencio y su discípulo Sancho, por lo que popularmente el escrito también se le conoce por La Biblia de Florencio y Sancho. Otro de los detalles más singulares de la obra para este pintor es su cierre, pues ambos autores aparecen retratados en la última página brindando con dos copas de vino para celebrar la finalización del libro, con fecha del 19 de junio del año 960.

Esta Biblia está compuesta por 515 folios de pergamino escritos en latín a dos columnas. Según apunta el artista, «los libros se pueden leer de varias maneras, y una de ellas es a través de sus dibujos», por lo que otro de sus detalles más emblemáticos es su gran atractivo visual; hecho que le convierte en un referente para los amantes del arte. La pieza se caracteriza por el uso de una tipografía visigótica-mozárabe que se combina con múltiples dibujos e ilustraciones a color para adornar el texto. «Cada letra que escribe Florencio es una obra de arte. Más que un libro de lectura es una pintura para leer», puntualiza con devoción.

En cuanto a su contenido, la obra aúna el Antiguo y Nuevo Testamento a la vez que incorpora prólogos, comentarios y textos paleontológicos, costumbristas y testimoniales. En palabras del propio Carazo, «es la representación de todos los utensilios de la vida de la época». En definitiva, supone un reflejo de la sociedad y las herramientas del momento: desde la descripción de los utensilios de la unidad doméstica, atuendos, aderezos de caballería, templos y edificios, hasta el material de armamento, entre otros. Descripciones que, a día de hoy, permiten una fidedigna contextualización y reconstrucción de dicho periodo histórico.