De vuelta a casa

B.G.R.
-

La familia burgalesa atrapada en Panamá ya está en Madrid. Forma parte del grupo de 160 españoles repatriados desde el país latinoamericano.

José María Llorente y Lucía González, a su llegada al aeropuerto madrileño. - Foto: DB

Lucía González y José María Llorente, junto a sus dos hijos de cinco y tres años, ya se encuentran en España procedentes de Panamá, donde han estado atrapados desde que se canceló su billete de regreso a Madrid el pasado día 20. La familia burgalesa, que viajó el día 8 de este mes al país latinoamericano para visitar a un familiar y hacer turismo, forma parte del grupo de 160 españoles que ha repatriado el Ministerio de Asuntos Exteriores.

El vuelo de Iberia aterrizó en el aeropuerto Adolfo Suárez pasadas las 10 horas de esta mañana poniedo así fin a más de diez días de angustia por no poder salir del país. En todo este tiempo, la principal preocupación de esta pareja han sido sus dos pequeños, motivo por el que no han podido buscar alternativas de vuelta, con escala en otros países, ante el temor de quedarse sitiados en un aeropueto.

En permanente contacto con la Embajada desde que conocieron los problemas para salir del país, Lucía recibió la llamada que aplacaba su desesperación a finales de la semana pasada. «Nos dijeron que estaban pendientes de unos trámites para que saliera un avión de Iberia el domingo por la tarde», relata. Fue la propia compañía la que les confirmó la noticia, después de haber recibido los correspondientes salvoconductos para salir de Panamá, donde su población tambié vive confinada por la crisis sanitaria del coronavirus.

Lo primero que pensó fue en sus hijos porque «la mayor iba a dejar de llorar». Están cansados tras 10 horas de vuelo, pero contentos de estar España y a la espera de coger un autobús que les permita llegar por fin a Burgos. De toda esta experiencia, quiere agradecer a la Embajada su preocupación y, sobre todo,  el trato que han recibido por parte de Iberia, a cuya tripulación dieron un inmenso aplauso cuando aterrizaron porque «se han jugado su salud por nosotros».