La crisis sufrida a nivel global por el coronavirus ha detenido por partida doble la vida de Fran Abajo. Primero, como jugador del Blasgón y Bodegas Ceres al suspender momentáneamente la RFEBM cualquier competición en ámbito nacional; segundo, como fisioterapeuta para mayores en una residencia de ancianos a nivel profesional. Un doble cese de actividad que le tiene confinado en casa y del que trata de reponerse, como todos, ocupando su mente y sus horas como puede.

Reconoce que ha sido un problema «frenar la actividad del día a día». Algo que para él como integrante del equipo ribereño «ha sido quizás más tajante por el contacto que tuvimos con Antequera», que a su vez «había tenido contacto con Málaga», como apunta, y de donde salieron a la luz varios positivos por coronavirus. No obstante, Abajo parece respirar ya más tranquilo porque «han pasado varios días y parece ser que en Antequera, y aunque seguiremos tocando madera, nadie se contagió».

Sin embargo, como señala, «parar de golpe se hizo duro». En principio además, «por la incertidumbre y el miedo al posible contagio», pero también «por lo que podía conllevar ser posibles portadores». No sólo a nivel deportivo. También profesional.

Por ese motivo, en cuanto supo lo ocurrido con Málaga, expone que habló con el equipo directivo del centro donde desempeña su labor «y tomamos las medidas preventivas por la población con la que trabajo», (en este caso coger la baja voluntaria). «Creo además que, actuar tan rápido, fue un acierto para evitar males mayores».

Ahora se mantiene en casa como el resto del país dado el estado de alarma decretado por el Gobierno. Un escenario difícil, pero en el que se desenvuelve bien «porque el preparador físico nos ha puesto diferentes rutinas para estos días y estamos tratando de mantener con ello la forma». Es «difícil», como apunta, «pero en ese sentido el trabajo de Héctor es maravilloso y creo que estamos trabajando todos bien a pesar de que no haya fecha concreta de regreso».

Preocupado

Estar aislado en su domicilio, no obstante, da mucho tiempo para pensar y, aunque asume que con la incertidumbre ha llegado a plantearse qué puede ocurrir con la competición en el futuro, ahora mismo sólo piensa en que «saldremos adelante». También, en que todo se mantenga bajo control tanto en el municipio como en la residencia donde trabaja. «Lo que podamos aportar por evitar la propagación nos ayudará a todos», argumenta, «y hará lo propio con población de riesgo como la que está en mi lugar de trabajo».

Y es que, como finaliza, «ahora es momento de ser buen ciudadano, quedarse en casa, y tomárselo con calma porque alimentos parece que no fan a faltar. En este momento la salud es lo más importante y por ello debemos agradecer tener una sanidad pública como la que tenemos». Por eso «hay que evitar colapsarla siendo solidarios y pensar en los demás».