4 de los 8 trabajadores muertos durante 2019 eran autónomos

G. Arce
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Los infartos y los siniestros de tráfico, principalmente, elevan en 2 los fallecimientos de 2018, aunque la media global de accidentes con baja se estabiliza y cierra diciembre con 5.791 casos

El fundador de Areniscas Juanes falleció en marzo. - Foto: F2Estudio

Este miércoles 29 está prevista la reunión de la Comisión Provincial de Seguridad y Salud Laboral para hacer balance de la siniestralidad laboral durante 2019. La cita de los responsables de la Junta de Castilla y León (Oficina Territorial de Trabajo) y la Inspección de Trabajo y de los representantes de los sindicatos y la patronal estará marcada, sin duda, por el primer siniestro mortal del año, el que costó la vida a un trabajador de la fábrica de explosivos Maxam el pasado viernes 17, y por el recuerdo en el 15 aniversario del accidente de la calle Sauce, ocurrido en la mañana del 13 de enero de 2005, y en el que fallecieron 10 personas y otras 2 resultaron heridas de gravedad.

El balance del pasado ejercicio viene condicionado por la novedad de la incorporación de los autónomos a la estadística y por el nuevo concepto de accidente mortal, que incluye todos los fallecimientos originados por un accidente de trabajo a lo largo del año.

 

LA NOVEDAD

Desde el 1 de enero de 2019, los trabajadores por cuenta propia están obligados -antes era voluntario- a incluirse en la cobertura de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social. Por ello, sus siniestros -con o sin baja- también tienen reflejo en la estadística final, que concluye el año con un total de 5.791 accidentes con baja en la provincia, 8 de ellos mortales, 45 graves y 5.738 de carácter leve, según los datos provisionales que maneja la Oficina Territorial de Trabajo de la Junta de Castilla y León.
La incorporación de los autónomos no permite la comparativa con años anteriores, aunque es significativo que 2019 registró dos accidentes mortales más que 2018 y que la mitad de los 8 ocurridos hayan tenido como víctimas a trabajadores autónomos.

A falta de conocerse los datos del mes de diciembre y sin incluir los accidentes in itinere, en los desplazamientos al centro de trabajo, los trabajadores por cuenta propia registraron 361 sucesos hasta noviembre: los 4 accidentes mortales mencionados, 5 graves y 352 leves.
Las causas han sido variadas: 3 siniestros fueron provocados por un infarto fulminante en el centro de trabajo y otros tres por accidentes de tráfico de transportistas. Un séptimo fue desencadenado por una caída en altura, la del albañil que trabajaba sobre un tejado de uralita en la localidad de Sasamón (ocurrió el 30 de abril). El octavo fue desencadenado por el golpe que sufrió en la cabeza con una gran piedra un trabajador durante las labores de corte en Hontoria de la Sierra (el 28 de febrero).

Pese al trágico balance, los accidentes graves descienden, de 53 a 45, y los leves sufren un ligero incremento, desde los 5.677 de 2018 a los 5.738 con los que cierra el pasado ejercicio, 61 más.
Los ámbitos que generan una mayor siniestralidad en Burgos son, por este orden, la industria de la alimentación (529 siniestros con baja registrados en 2019), comercio al por menor (396), construcción de edificios (372), fabricación de productos metálicos (346) y actividad en la construcción especializada (286).
La valoración desde la Oficina Territorial de Trabajo a estos números es positiva, matizando que se incumple el objetivo de ‘cero accidentes’. Se esperaban índices más altos y las estadísticas se han contenido pese a que la economía provincial tuvo un mayor dinamismo y actividad en los últimos doce meses.
Destacan la alta incidencia de los infartos, cuyas causas no son siempre achacables a las condiciones del trabajo o del centro laboral, y el goteo de muertes por caída en altura, un riesgo del se advierte reiteradamente a los trabajadores (sobre todo en la construcción) pero que siempre existe y genera bajas de todos los tipos de gravedad.
Asimismo, insisten en la alta incidencia de las bajas ocasionadas por los trastornos músculo-esqueléticos en las articulaciones (muñeca, codos, hombros, rodillas...) y las que tienen su origen en episodios de estrés y ansiedad del trabajador.