El verano deja los embalses debajo de la media del decenio

L.M.
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Desde que la tormenta del 21 de junio dejase 8,6 litros, las lluvias han sido insignificantes, con menos de 2,5 litros en dos meses. El de Úzquiza es el más perjudicado al estar al 60%

El paisaje en los alrededores del pantano de Úzquiza, el más grande de los dos que hay en Burgos, es algo desolador. - Foto: Alberto Rodrigo

Desde el pasado 21 de junio la lluvia brilla por su ausencia en Burgos. La capital -y buena parte de la provincia- acumulan ya más de dos meses sin registrar precipitaciones significativas, lo que está mermando y mucho la situación de los pantanos. El lunes previo a los Sampedros la estación meteorológica que la Aemet tiene en el aeropuerto de Villafría anotó, tras un chaparrón, 8,6 litros por metro cuadrado. Y ya.

«En el verano meteorológico (junio, julio y agosto) ha llovido la mitad de lo habitual a falta de los últimos días del mes», explica Juan Pablo Álvarez, delegado de laAemet en Castilla y León. La acuciante falta de agua está repercutiendo de manera directa en la situación de los dos embalses de la provincia. En su conjunto, el de Arlanzón y el de Úzquiza tienen a día de hoy una capacidad de almacenamiento de agua de 97 hectómetros cúbicos, pero apenas hay 63,2 embalsados, lo que supone un porcentaje del 65,1%. Este valor, sin embargo, responde a dos situaciones radicalmente opuestas.

 El pantano de Úzquiza, el más grande de los dos que hay en la provincia, puede llegar a albergar al cien por cien de capacidad hasta 75 hectómetros cúbicos, pero mantiene en estos momentos 45,3, por debajo de la media de los últimos diez años y del verano pasado.

Desde invierno esta infraestructura no ha dejado de perder agua, un hecho que se ha agravado más si cabe desde junio, cuando el nivel ha caído en picado desde los 54 hm3 con los que arrancó la estación estival. Solo con las lluvias del invierno mejoró algo su situación, llegando a alcanzar los 59 hectómetros cúbicos en la última semana de febrero y en la primera del mes de marzo.Desde entonces no ha dejado de perder agua.

En cambio, el de Arlanzón, de una dimensión mucho más reducida, está soportando bastante mejor la carencia de lluvias: de sus 22 hectómetros cúbicos de capacidad tiene agua por valor de 17,8.Este dato, contrariamente a lo que ocurre en Úzquiza, es más alto tanto en comparación con el verano del 2020 como con la media del último decenio. El nivel el año pasado por estas mismas fechas era de 16,3, por los 15,8 del 2010-2020. Desde finales de junio, con la entrada del agua y la nieve caída en las montañas, el volumen embalsado creció hasta superar ampliamente el promedio del último decenio.

Bajón generalizado. La pérdida de volumen de agua almacenada en el conjunto de los embalses burgaleses no es un caso aislado.Según los datos de laConfederación Hidrográfica delDuero (CHD), sus embalses almacenan a 24 de agosto -último dato disponible- 4.018 hectómetros cúbicos, el 53,52% de la capacidad total de la cuenca.Esta cifra supone un 14,9% menos que hace un año, cuando se registraban 5.139 hectómetros, el 68,45% de la capacidad total, y casi nueve puntos menos que la media del decenio, que se sitúa en 4.670 hectómetros (el 62,% del total).