"Hemos conquistado la modernidad con el Sistema Atapuerca"

R. PÉREZ BARREDO
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Amplia entrevista a Alejandro Sarmiento, director gerente del MEH, en el décimo aniversario de este templo de la ciencia y la cultura

"Hemos conquistado la modernidad con el Sistema Atapuerca" - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Ha formado, junto con Juan Luis Arsuaga, un tándem que ha llevado al Sistema Atapuerca a cotas altas: se ha logrado la internacionalización, se han incrementado las visitas y el Museo de la Evolución Humana se ha abierto de par en par al ciudadano a través de una programación cultural rica y variada. Siendo un balance más que positivo, Alejandro Sarmiento es ambicioso: sabe que aún se puede llegar mucho más lejos.

¿Qué es hoy, diez años después de su inauguración, el Museo de la Evolución Humana?
Un ágora; un centro no sólo de conocimiento científico, sino también un punto de encuentro. Cuando en el año 2013 Juan Luis Arsuaga y yo empezamos en la dirección del MEH, lo que nos planteamos fue abrir una nueva etapa. Y eso pasaba por abrir este magnífico museo a todos los burgaleses. Creo que esa idea de ágora que ha perseguido nuestra actuación desde entonces ha triunfado. Y lo ha hecho también gracias a los burgaleses. Hace siete años propusimos un modelo que en ese momento era algo radicalmente novedoso: programar música, literatura, actividades culturales diversas...

Un modelo audaz.
Sí, porque el de Atapuerca fue siempre un proyecto audaz. El museo es un ágora. Y creemos que en un momento tan difícil tenemos una gran responsabilidad. Somos un campo democrático de acceso a la cultura. Nuestra ideología es preservar el patrimonio de lo común para que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos culturales a través de una programación cultural de la máxima calidad, gratuita en un 90 por ciento y que contribuya a crear lazos. El problema en España no es el color de los gobiernos, sino que existan una serie de instituciones de protección que contribuyan a crear sociedad, a generar lazos entre los individuos. Haciendo eso, los museos generamos democracia y entendimiento.

¿Se han cumplido los objetivos o aún queda mucho recorrido, nuevos retos?
El Sistema Atapuerca, cuando inició su andadura, tenía un reto fundamental, que era reinventar esta ciudad. Los 25.000 metros cuadrados del Solar de Caballería la reinventaron. Burgos tiene ahora un papel fundamental en los orígenes del hombre -y me atrevo a reivindicar que también de la lengua-. El MEH y elSistema Atapuerca han conseguido que Burgos sea una referencia mundial. Donde se ha puesto en conexión no sólo el museo, sino la Sierra. Hemos conseguido que casi una de cada dos visitas acuda a la Sierra, y que exista una conexión entre ambos ejes especiales y con un centro de investigación, el Cenieh, y una universidad como la UBU, que interactúan con el equipo investigador de los yacimientos de Atapuerca.Eso no significa que la aventura termine aquí. Somos un niño que acaba de cumplir diez años. Finaliza una etapa y abre otra: comienza la adolescencia, siguiendo con el símil, en la que tendremos que perseguir otros objetivos.

¿Y cuáles serán?
Continuar en la conexión entre la Sierra y la ciudad; seguir siendo un referente de investigación científica a nivel mundial, y ser un baluarte en el ejercicio de los derechos ciudadanos.También me atrevería, desde un punto de vista administrativo, a señalar que, tras diez años de Sistema Atapuerca, creo que es el momento de desarrollarlo más.

¿En qué sentido?
Este modelo de desarrollo de cultura y ciencia que tenemos en el Sistema Atapuerca es objeto de estudio internacional. Hemos estado en Zimbabue y en Corea del Sur explicándolo, exportándolo. Porque es un modelo de desarrollo que puede y deber ser potenciado. El Sistema Atapuerca está dentro de otra realidad, que es la Fundación Siglo. Pero el Sistema Atapuerca tiene todas y cada una de las potencialidades para requerir un desarrollo propio.

Fuera de la Fundación Siglo y con más autonomía.
Más que autonomía es el desarrollo que se prevé. Creo que es necesario reactivar el consejo rector del Sistema Atapuerca y reactivar el comité científico. Y no podemos olvidar que ahora mismo la FundaciónSiglo es objeto de pública controversia por parte de diferentes partidos políticos. Sin embargo, el modelo Atapuerca no es objeto de ninguna controversia.

Que el Sistema Atapuerca puede volar en solitario y sin ‘ataduras’.
Creo que el Sistema Atapuerca, en su naturaleza política, apuntaba más bien a un consorcio -ayuntamientos, Diputación, con la presidencia de la Junta-. Estar en el seno de la Fundación Siglo me parece una solución artificiosa, porque el principio de subsidiariedad es el que funciona.Es más fácil entender los procesos allí donde se desarrollan que algo más lejos.

¿Haría falta un presupuesto mayor si se diera ese caso?
No más del que dispone actualmente el Sistema Atapuerca. Cuando este museo abrió, lo hizo con un presupuesto de 4,2 millones de euros. Este presupuesto se ha reducido hasta los 2,8 millones, casi un 35 por ciento menos; y, sin embargo, en estos diez años hemos conseguido unos incrementos de visitas e influencia muy importantes con ese menor presupuesto. El Sistema Atapuerca supone casi el 70 por ciento de todas las visitas agrupadas de todos los museos provinciales y regionales juntos. Nosotros generamos casi 600.000 euros en venta de entradas en el MEH y casi 600.000 euros en venta de entradas en la Sierra; eso nos lleva a unos horizontes de sostenibilidad que no tiene nadie en Castilla y León. Esto ha sido y es gracias a la excelencia del equipo científico, a la excelencia y al trabajo que ha desarrollado la Fundación Atapuerca (antes de que cambiara el modelo de gestión de visitas, éstas eran deficitarias; actualmente el excedente que ha vuelto a la Fundación Siglo fruto de la gestión de visitas que hace la FundaciónAtapuerca supera los 500.000 euros).

Antes hablaba de la importancia de ese flujo entre Sierra y museo. Durante unos años las visitas a los yacimientos superaban con creces las visitas al MEH.¿Se ha ido equilibrando?
Las 151.000 visitas a la exposición permanente que tenemos actualmente en el museo suponen el 8 por ciento más que en el año 2013, con lo difícil que es que un museo de ciencia mantenga el interés de la población. Sin embargo, tanto en los yacimiento, donde hemos llegado a las 80.000 visitas, con un 15 por ciento más que en 2013, y en el parque arqueológico, donde hemos llegado a las 68.000 visitas (un 17 por ciento más), podemos decir que una de cada dos personas que visitan el museo acceden a la Sierra. Eso es importantísimo. Yo siempre he desconfiado de los estudios de impacto económico, porque dependen siempre de la metodología con la que se han realizado.Pero el último, que lo hizo el director de Caja Rural, RamónSobremonte, me parece ponderado y habla de un impacto en 2015 de 95 millones de euros. Pero voy a dar un dato. Hay, en el área de Atapuerca, más de 30 establecimientos de alojamiento y más de 30 restaurantes. Puedo asegurar que hace veinte años no existían. Y que algo así no es normal dentro de ese marco rural. Todo ello gracias al empeño de una serie de personas a las que hay que citar.En primer lugar, el alcalde Ángel Olivares, que fue capaz de entender que no podía haber pisos en Caballería y la potencialidad que tenía Atapuerca; el entonces presidente de la Junta, JuanVicente Herrera, que hizo posibles las inversiones porque también creyó en Atapuerca y no se dejó llevar por el centralismo de Valladolid; Juan Carlos Aparicio como siguiente alcalde de Burgos, que siguió cooperando; Antonio Miguel Méndez Pozo, por su importantísimo papel como editor y al frente de la Fundación Atapuerca canalizando el apoyo social al proyecto; y trabajadores comoRodrigo Alonso, Gonzalo de Santiago, Aurora Martín, Antonio Mencía, Sandra Canduela...

¿Ha sido clave para el éxito de estos años que los burgaleses se hayan sentido orgullosos de lo que significa Atapuerca y hayan adoptado el proyecto haciéndolo suyo también?  
Yo creo que sí. Y lo supe en un momento especial, que fue durante el proyecto de capitalidad cultural. Se partió de la idea de que Burgos necesitaba una r-evolución. Nosotros decíamos entonces que Burgos vivía su presente de manera estoica pero que necesitaba mirar al futuro. La idea de reinvención de la ciudad a través de la cultura y de la ciencia cuajó. Burgos había estado anclada en otros valores, algunos quizás un tanto rancios. Gracias a Atapuerca es una ciudad que ha conquistado la modernidad; una ciudad que en el imaginario colectivo universal está vinculada a la evolución del hombre y, repito, de la lengua. Se ha conseguido un diálogo con la ciudad. Hemos conseguido que todo el mundo entienda que el museo le pertenece; que desarrollamos una actividad que está a su servicio, donde puede ejercer esos derechos culturales de los que hablábamos antes.

¿Esa programación cultural, ese concepto de ágora, es el que ha disparado las visitas al museo?
Evidentemente sí. Lo que hemos desarrollado es una estrategia de públicos. Al que no le interesa un concierto le interesa una presentación literaria o un taller fotográfico. ¿Qué genera eso? El boca a boca y la prescripción. El museo acaba formando parte de su imaginario, de su cotidianeidad.

Siempre ha defendido que no debe medirse el éxito por el número de visitantes...
El éxito de un museo nunca se debe medir en cifras cuantitativas. Nosotros somos destinatarios de unos fondos públicos, y todo lo público se debe medir a través de criterios de eficacia y eficiencia. A la cultura no se le puede aplicar la lógica de las mercancías. Lo importante y prioritario frente a criterios cuantitativos son los cualitativos: la visita al museo, desde hace cinco años, ha obtenido certificados de excelencia, premios y reconocimientos varios que no son nada fáciles de conseguir. Para eso hay que trabajar mucho. Hace unos años Eudald Carbonell decía que había que poner números clausus en la Sierra para garantizar la calidad. Él establecía el límite en 100.000 visitas. Pero es que ahora estamos cerca de las 80.000...

¿Se ha convertido el MEH uno de los principales programadores culturales de la ciudad?
Considero que es uno de los principales programadores culturales de la ciudad. Lo que lamento es que no haya más. Todos los que trabajamos en cultura deseamos trabajar en red. Hace unas semanas, en un Pleno del Ayuntamiento, Podemos reclamaba que volviera a sentarse el consejo de las artes y la cultura de la ciudad que se creó un día y hasta ahora. Sentarnos todos, generar sinergias y proyectos es muy interesante.

¿Se podría hacer más o mucho más trabajando en red?
Cuando los recursos son escasos es más fácil siempre trabajar en ese tipo de modelos. Una de las cosas más interesantes que nos dejó el proyecto de la capitalidad cultural fue ese consejo de la cultura y de las artes.Era necesario. Y creo que sigue siendo necesario reunir en una mesa a los programadores, pero también a los artistas y a los representantes de estos... Tampoco se debe confundir el amateurismo y las buenas intenciones. Debe ser algo profesional.Algo tan básico como articular un calendario nos vendría bien a todos.Pero para ello se debe articular en foros.

El VIII centenario de la Catedral será una oportunidad única para todos...
Ese proyecto tiene muchos de los mimbres que intentamos sembrar en el proyecto de capitalidad cultural. Parte de una idea de que la ciudad tiene que hacer de la cultura un motor de progreso. Nosotros, como museo, hemos intentado trabajar en red con la Fundación VIII Centenario, a cuyo consejo asesor pertenezco. Creo que es necesario que el proyecto de la Catedral salga bien, porque nosotros afrontábamos este año de una forma y se ha visto alterado abruptamente. Tiene que haber proyectos que tiren de la ciudad.

¿Puede ser 2021 un año clave?
Si la epidemia lo permite, seguro. El VIII Centenario va a tener gran trascendencia turística. Nosotros seremos los primeros para aprovechar que esa hermana mayor que es la Catedral nos derive visitas, y que el Sistema Atapuerca permita que esos visitantes no se queden solo en la ciudad, y eso lo que creo que podemos aportar al proyecto del VIII centenario. Ese eje espacial. Que el visitante de la Catedral vaya al día siguiente al MEH, y al otro a los yacimientos y al parque arqueológico.

¡Cuánto bien haría que esa iniciativa espléndida que se llama Paleolítico Vivo se incluyera en el Sistema Atapuerca!
Me parecería fundamental.Es una propuesta que yo ya he hecho. Hemos apoyado a Paleolítico Vivo todo lo que hemos podido, y me parece clave su inclusión en el Sistema Atapuerca.

¿Depende del sí de la Junta?
Y de que se formalicen los instrumentos jurídicos fruto de esa voluntad.

¿Hay opciones reales?
Creo que sí. Podría ser un centro asociado. Eudald Carbonell siempre dice que la gente inteligente no compite, coopera. Nuestra voluntad es la de cooperar con nuestro entorno. Espero que mi propuesta sea acogida. Obviamente, el hecho de que el Sistema Atapuerca esté ‘residiendo’ dentro de otra estructura complica todos los procedimientos.

Cuando llegó al cargo mostró su obsesión por internacionalizar el Sistema Atapuerca ¿Se ha conseguido?
La internacionalización supone pasar de un 9 por ciento en nuestras visitas de la exposición permanente a un 14 por ciento. Es un 5 por ciento más mantenido a lo largo de todos estos años. internacionalización supone que el Ministerio  de Ciencia y Tecnología proponga el modelo de Atapuerca como ejemplo de lo que sabemos hacer enEspaña, de buenas prácticas. Fuimos ejemplo en Zimbabue, en Corea del Sur. Hoy lo que tenemos, si la situación de la pandemia lo permite, es una oferta del Museo Nacional de Seúl para llevar todo nuestros originales para ser objeto de una muestra monográfica. Y todo sufragado por el gobierno coreano. Y Corea tiene relevancia estratégica: es el país de Asia con más peregrinos en el Camino de Santiago. Esto tiene una importancia trascendental. Y ese objetivo se ha conseguido con nota. Amén de lo que siempre es Atapuerca: un proyecto científico en el que los ‘papers’ (trabajos científicos que se publican en las grandes revistas, como Science o Nature) de los codirectores son el gran altavoz internacional.

¿Y la participación de la empresa privada ha crecido, es importante?
Hemos conseguido una serie de patrocinios, como de la Caixa, que hizo posible tres exposiciones fantásticas e invirtió para arreglar el sendero botánico, si bien tengo que decir que para que pudiera salir adelante pasamos por un verdadero infierno administrativo. Y hemos tenido ofertas de otros patrocinios muy interesantes. Pero siendo la Fundación Siglo una entidad instrumental no hemos encontrado el cauce para poderlo realizar. Tengo la esperanza de que esto, con los nuevos gestores, pueda cambiar. Pero también la experiencia me dice que la realidad puede ser tozuda...

La malhadada crisis sanitaria ha lastrado un poco este cumpleaños. ¿Habrá algo especial?
Todos los funcionarios públicos tenemos un gran baluarte, que es la libertad. Yo, en el ejercicio de esa libertad, hace dos meses impulsé un manifiesto muy crítico desde la Asociación Profesional de Gestores Culturales, de la que soy vicepresidente, porque creía que no se iba a poder hacer casi nada. Yo me encontré con una situación de bloqueo de crédito. Y no entendía ese bloqueo. Sin embargo, hoy tengo muchas esperanzas en el actual equipo de la Consejería por dos razones concretas: primero, con la declaración que se ha hecho de que la cultura es un valor estratégico para Castilla y León; y luego, que en estas circunstancias absolutamente atroces de la pandemia, a día de hoy el presupuesto de este museo y de la Consejería se ha mantenido. Tengo que reconocer que esto es una novedad, porque en los años anteriores probablemente la reacción hubiera sido otra. Y esto hay que resaltarlo.

Hay esperanza...
Esto nos hace tener esperanza, sí. Parece que hemos conseguido que la pandemia no suspenda nada, sino que lo posponga. Teníamos proyectos de exposiciones que habíamos publicado en nuestro programa hasta mayo. Y tenemos la firme voluntad de que todo aquello que nos habíamos comprometido a desarrollar lo vamos a conseguir.

Aún así, el panorama es negro...
Están siendo meses duros. Primero, ha fallecido mucha gente y eso no se puede olvidar. Además, muchas personas han visto disminuidos sus ingresos un 30 por ciento. Eso cambia los hábitos de ocio, de cultura... Lo cambia todo. También creo que el esfuerzo que ha hecho este gobierno en generar una solución con los Ertes ha evitado que hubiera Eres. Hemos conseguido que haya campaña de excavaciones en Atapuerca, que ha sido una proeza. Y hemos conseguido esta idea de convergencia: no tendría sentido que aquí hubiera visitas si no se pudieran hacer en la Sierra y viceversa.Nosotros, el 1 de agosto, cuando termine la campaña de excavaciones, ya hemos anunciado que volverán los talleres educativos tanto en un sitio como otro. Tendremos que trabajar muy duro, pero no vamos a empezar de cero.