El Museo sonoro

Á.M.
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El MEH acoge el viernes 17 'Los yacimientos del rock', evento inédito en el que tres bandas actuarán en conciertos concatenados

De izquierda a derecha, Roberto Lozano, Fernando Pardo, David Krahe y Javier Vacas: Los Coronas.

El Museo de la Evolución Humana sigue avanzando en el desarrollo del ciclo ‘Resonancias’, que constituye la médula espinal de su programación cultural a lo largo del cuatrimestre marzo-junio y que está consagrado a la música en directo. Ya han pasado por las entrañas del MEH artistas de la talla de Zahara, Ángel Stanich, Julián Maeso, Santiago Campillo o Aurora and the Betrayers, que pusieron boca arriba al público que asistió atónito a la primera actuación en Burgos de la banda madrileña. Ahora llega el momento de estrenar ‘Los yacimientos del rock’ (viernes 17 de mayo, 10 euros con aforo limitado), una ambiciosa propuesta inédita hasta la fecha que significa un paso más en la firme apuesta del Museo por erigirse como un contenedor de las artes lider en el ámbito regional. A lo largo de casi dos horas, tres bandas de primera magnitud ofrecerán conciertos ‘concentrados’ en diferentes escenarios repartidos dentro del propio MEH, lo que obligará al público a moverse en busca de las bandas, que a su vez representan otros tantos sonidos esenciales del rock and roll en su más amplia expresión.

Los Coronas meten por primera vez en el MEH su propuesta de rock instrumental de influencia costera y raíz americana, de sonidos pacíficos, reverberados y perfectamente cohesionados. Cuentan que los forenses utilizan música de Los Coronas para certificar la muerte de sus ‘clientes’. Si suena su música y no se mueve, el deceso es un hecho. Casi 30 años de carrera avalan la trayectoria de una de las formaciones más respetadas de todo el país. No sólo por lo que han hecho, sino por lo que significan. Han sido la resistencia en los tiempos duros, los que abrieron el camino para tantos otros, los que nunca decepcionan. Sus participaciones en los proyectos de esa hermandad del rock llamada Corizonas (la suma de la banda madrileña y de los vallisoletanos Arizona Baby) no han impedido que sigan publicando pero, como es marca de la casa, sin prisas. Mejor una obra maestra (las dos últimas son Adiós, Sancho y Señales de humo, de 2017) que algo que no cumpla los parámetros de exigencia de la casa, que para eso se pusieron el nombre de la ciudad donde arraigó Fender.

El segundo yacimiento es para Anaut, que ya lograron sorprender al público del MEH en la que fue su actuación de presentación en Burgos capital (Sonorama fue su primera parada en la provincia). La banda es el viaje del prodigioso Alberto Anaut, virtuoso guitarrista y cantante formado desde niño en la teoría musical que en su vida adulta ha mostrado y demostrado una enorme versatilidad para trabajar todas las dimensiones del rock. Blues, soul, funky... Todo con mucha elegancia. Anaut es el ejemplo de cómo hacerse enorme en apenas cinco años con el proyecto para el que ya componen su cuarto disco. Mientras, Hello There sigue siendo su última y brillante propuesta.

La retaguardia del circuito, con un final de altura, es para Sex Museum, que presenta en Burgos Musseexum, su último trabajo (el primero desde el brillante Big City Lies de 2014). Es la banda decana de la noche. No en vano lleva desde 1985 levantando el pabellón desde los escombros de la movida, poniendo a Malasaña en el lugar que le corresponde como núcleo generador de mucha y buena música y predicando el garage, la psicodelia y el hard rock. Lo bueno que tiene Musseexum es que suena exactamente como sonarían los Sex Museum de 1990 si grabaran en 2018. Son genuinos y no se rinden. Hemos hablado con algunos de los cómplices en primer grado de esta aventura. Lo que nos han contado lo pueden leer bajo estas líneas.

 

Fernando Pardo. Sex Museum y Los Coronas.

"El rock necesita menos autocomplacencia y más riesgo"

Con una banda u otra, no se baja de los escenarios en un momento en el que el directo de la vida para un músico. Eso, claro, es consecuencia de 25 años de trabajo. ¿Cómo vive este momento y el futuro inmediato?

Este momento no está mal, pero tiene un toque de western crepuscular, se vive como el fin de una época y eso inevitablemente me deja una sensación agridulce. El futuro inmediato está bien, siempre tratamos que esté ocupado, tocando o grabando. Trabajamos a largo plazo, con suficiente tiempo, y eso nos permite organizarnos bastante bien. Nosotros apostamos casi desde el principio por un tipo de vida que llamamos ‘del obrero del rock’. Se trata de tocar o de estar moviéndonos constantemente; cuando un grupo no gira, otro de nuestros grupos o proyectos ocupa su lugar. Tiene más que ver con ganar lo suficiente como para mantener este estilo de vida que con llevar este estilo de vida para ganar dinero. Cansado pero gratificante.
España vive una suerte de dictadura de los festivales. Generan ‘bolos’ y dan trabajo, perfecto, pero también debería existir un equilibrio con las salas, ¿no cree?

Totalmente de acuerdo. Los festivales están muy bien y han llevado a la escena musical española a una especie de edad de oro. Pero si no hay cultura de salas no hay espacio natural para que las bandas nuevas se den a conocer o para que las que están alejadas del éxito comercial vivan de la música. A no ser que seas una súper banda con mucho éxito, es muy complicado sobrevivir todo el año a base de tocar solo en festivales, y eso provoca que tocar en una banda sea algo secundario que siempre se colocará detrás del trabajo que te da de comer, por mierda que sea. Nosotros somos un ejemplo de diversificación como medio de supervivencia, vivimos al día, pero es una buena vida, no hay queja.
¿Le pone la propuesta de tocar en un museo?

Sí, por supuesto. Cualquier lugar es bueno para tocar. Además, somos muy adaptables. Tenemos un formato diferente para cada sala, incluso uno para la hora del vermú en una terraza y otro para un festival esa misma noche.

¿Cómo se predica el rocanrol en estos tiempos?
Complicado. El rocanrol siempre ha cogido fuerza desde la contracultura y así ha sido el motor de grandes cambios sociales como ningún otro estilo musical. Hace décadas que no hay ningún tipo de contracultura y por lo tanto no hay caldo de cultivo para que llegue algo que cambie las reglas del juego social desde la cultura. El rocanrol se ha ido domesticando y convirtiendo en la música de los puretas, de la gente mayor, de nostálgicos. Cuando pierde ese carácter, pierde toda su fuerza y se convierte en la música de los anuncios de baticao o de resúmenes deportivos de la tele. El rocanrol está ahora como Stallone al principio de Rocky 3; más para las fotos, anuncios y eventos sociales que para vencer ninguna batalla, y menos con los ritmos latinos. Necesitamos algo que vuelva a poner todo patas arriba y que enganche a los adolescentes, porque si no se enganchan a algo así y lo remueven todo y cambian las reglas del juego, les espera una vida de trabajos ocasionales mal pagados y sobre todo muy poco excitante. Y que sepan que la música latina no va a hacer ninguna revolución por ellos. Los tópicos del rocanrol, los del rockero abandonado a la bebida y las drogas, han muerto. Hemos de actualizarnos y estar a la altura. Hace falta menos autocomplacencia y más riesgo.

 

David Krahe. Los Coronas.

"Hemos pasado de la ortodoxia extrema a la heterodoxia más desinhibida"

Ha trabajado en todos los frentes de la música, pero Los Coronas fue siempre su banda ‘nodriza’. ¿Cómo definiría al grupo a estas alturas de su carrera?

Los Coronas éramos pura ortodoxia, pero con el tiempo hemos pasado de la ortodoxia extrema a una heterodoxia mucho más desinhibida. Al final, un grupo es un fiel reflejo de los músicos que lo forman. Si se pudiese hacer una foto fija de cada una de nuestras épocas, seguro que saldrían imágenes con una esencia similar a las que se han ido añadiendo detalles formales que sobre todo sirven para alejarte de la sensación de estancamiento musical. De todos modos, el sonido que mejor define nuestra música es el de los temas melódicos de aire mediterráneo y ritmo rumbero.

La última vez que pasó por el MEH fue acompañando a Josele (exEnemigos). ¿Actuar en un lugar así cambia algo respecto a lo habitual?
Es muy distinto tocar en una sala que en un lugar que no está específicamente acondicionado para escuchar música en directo. La acústica, la luz, la disposición del público... Todo es distinto. Tocar en un sitio así te obliga a estar especialmente atento a los detalles y muy concentrado en la música porque no se suele estar cómodo del todo.

Tocar en compañía de bandas jóvenes, caso de Anaut, y ver el nivel que tienen es síntoma de que esto sigue vivo, ¿no?
Vivimos un panorama musical de sobreexposición musical y excitación, la justa. Lo mejor es que la escena se ha profesionalizado enormemente y que, al haber tanta calidad, siempre aparecen bandas alucinantes del lugar más insospechado. Otro asunto es ver tanto grupo haciendo ejercicios de estilo. Nosotros mismos estuvimos mucho tiempo atrapados en uno; la única diferencia es que no había nadie más alrededor y eso nos convirtió en una especia de pioneros que descubren un tesoro arqueológico desconocido para la mayor parte del público. Luego tienes que intentar salir de ahí y aportarle algo personal a lo que llevas tanto tiempo haciendo y crees dominar a la perfección, conseguir una seña de identidad dentro de un estilo que viene muy definido desde un origen. Esto es lo verdaderamente difícil

¿Se imagina vivir sin tocar la guitarra?
¡Vaya pregunta! Ahora tendría que coger la guitarra y ponerme a tocar la canción de Coque Malla...

 

Alberto Anaut. Anaut.

"Nuestro sonido es una mezcla de lo que estamos buscando"

Usted ya actuó en el MEH y obtuvo un éxito importante...
Sí, tocamos en el salón de actos, pero moló mucho. Se llenó, quedó muy bien y esos sitios inusuales nos gustan mucho. Hay veces que hemos actuado en lugares como el Thyssen y nos ha encantado.

¿Con qué formato viene? Se lo pregunto porque su banda puede llegar a ser muy numerosa...
Sí, hemos sido de todo, pero nos vamos reduciendo. Ahora mismo es un trío con Javi Skunk a la Batería, Gabri Casanova hace las teclas y los bajos y yo las guitarras y voces. Hemos readaptado el repertorio y los temas nuevos que estamos haciendo para esa formación.

Le han premiado como artista de música negra, pero su repertorio es mucho más amplio de miras... ¿Hacia dónde va su música?
Vamos hacia la mezcla de lo que los tres estamos buscando. Intentamos buscar algo que nos ponga tocar, y eso se traduce en géneros muy diversos y en que las canciones te lleve a sitios diferentes. Tratamos de buscar un sonido, más que la unidad en un disco. Tampoco éramos una banda de música negra cuando nos premiaron, ni de soul ni de rock and roll. Vamos buscando sonidos y eso se refleja en los discos. Estamos probando a hacer canciones en castellano con esa mezcla de pop y rock que llevamos dentro.

Comparte cartel con Los Coronas y Sex Museum... A gusto, ¿no?

Tú verás. Estamos muy bien arropados. Javi Skunk ha tocado con ellos y tiene mucha gente en común, es como de esa generación y nos cuenta cosas... Cuando estás tocando como que esa barrera no existe, hay mucho respeto por las dos partes, igual que yo lo siento hacia la gente que es más joven que yo. Admiración a muchos de ellos. Sí, es un orgullo tocar con ellos y lo vamos a pasar muy bien porque somos amigos.