Por un deporte sin estereotipos

José Daniel Maté
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Paula Vázquez compagina sus estudios de Bachillerato con su carrera como gimnasta de trampolín. Tras graduarse en Ingeniería Mecánica, Laura Maestro se forma en Pedagogía STEM mientras juega al rugby

Paula Vázquez (i.) y Laura Maestro. - Foto: Alberto Rodrigo

Son jóvenes, estudiantes y deportistas. Paula Vázquez tiene 16 años, estudia 2º de Bachillerato en el IES Cardenal López de Mendoza y es gimnasta de trampolín en el Club Gimnasia Burgos. Algo más mayor es Laura Maestro, que con 22 años ya es graduada en Ingeniería Mecánica pero sigue estudiando Pedagogía STEM en la UBU. Lo compagina con el deporte: es entrenadora de gimnasia artística y juega como segundo centro en el Pingüinas Rugby Burgos. Paula dejará hoy momentaneamente de lado los libros -está en plenos exámenes- para acudir a la manifestación feminista; Laura ve «importante» la huelga, pero entrena a niños y «me da apuro dejarles tirados», dice. Ambas son críticas con la situación actual, pero ven con optimismo el futuro de la mujer en el deporte y en la sociedad. «Estamos en el buen camino pero falta mucho por mejorar», dice la gimnasta; «no es todo tragedia, pero no hay que conformarse», remarca la ‘rugbier’.

Paula Vázquez está en la recta final del Bachillerato y quiere estudiar «algo relacionado con el deporte, igual Psicología», pero a distancia, porque le gustaría seguir en el Club Gimnasia Burgos. Laura Maestro eligió una carrera técnica, «más masculina», dice. Los números así lo reflejan. «Éramos muy pocas chicas, 5 o 6 por curso», lamenta. « Tenemos en el subconsciente que las carreras técnicas son cosas de chicos y las vocaciones tecnológicas de las chicas están dormidas». Para despertarlas, ella ha elegido seguir formándose en Pedagogía STEM.

En el deporte, Laura empezó con la gimnasia, se pasó al balonmano y desde hace cinco años juega al rugby, en pleno auge. «Cada vez hay más niños y más clubes, además, la selección española femenina es un buen equipo. Las chicas tienen referentes y eso ayuda a la base». La gimnasia nunca ha pasado de moda y lo siguen practicando chicos y chicas. Paula es especialista en trampolín «nosotras somos más flexibles y hacemos mejor estéticamente los saltos; ellos, por su fisiología, pueden hacer saltos más altos y llama más la atención», cuenta Paula.

Ambas jóvenes creen que «si en la vida hay desigualdad, en el deporte, mucho más». ¿Por qué? «No tiene nada que ver el deporte masculino y el femenino, ni en repercusión (en los medios) ni en salario ni en aceptación (social). Un deportista chico está mejor visto socialmente que una chica», expresa Laura, que remarca el «triple esfuerzo» que ha de hacer una mujer si es profesional, al compaginar el trabajo con su deporte y la familia. «La sociedad ve a la mujer con más obligaciones», refrenda Paula.

Tampoco les gusta el diferente rasero al juzgar el cuerpo de un deportista. «El cuerpo atractivo de chico es el de deportista total, el de chica no. A una chica deportista total le dicen que tiene cuerpo de chico o que es un marimacho. La chica para alcanzar el éxito deportivo tiene que alejarse del prototipo estético», lamentan.