Otro efecto de la covid: adiós a los coreanos en el Camino

H.J.
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Las restricciones de movilidad transforman el pódium de nacionalidades más frecuentes entre los peregrinos. Los asiáticos han desaparecido y ahora son mayoría los franceses

Los españoles son inmensamente mayoritarios (en la imagen, una familia de Biar, Alicante, en las calles de Belorado) - Foto: Luis López Araico

Durante el año 2019, el último de la normalidad, los coreanos lograron convertirse en la nacionalidad extranjera más numerosa del Camino de Santiago a su paso por Burgos. La progresión de sus crecimientos anuales era tal que no resultaba descabellado pensar en un sorpasso a los españoles en el transcurso de esta década. Pero con el coronavirus, los ojos rasgados han desaparecido de la geografía jacobea.

Así lo constatan en los albergues de Belorado, donde explican que las restricciones de viaje desde Asia siguen siendo demasiado exigentes hasta para los más entusiastas peregrinos. Algo parecido ocurre con los norteamericanos, aunque estos últimos sí que superan con más facilidad los trámites para entrar en la Unión Europea.

Es el caso de Heather, estadounidense de Minnessota, que se presenta felicísima en el mostrador del albergue municipal y le anuncia a su gerente, Irene Saiz, que tiene una reserva. Ella que es médica de profesión y su hija, que es maestra, tenían planeado hacer el Camino en 2020 pero la pandemia truncó sus planes y han tenido que aplazarlos. Ahora, con la pauta de vacunación completa, "es una oportunidad para viajar juntas durante 33 días", relata la madre con una sonrisa más grande que las múltiples y dolorosas ampollas de sus pies.

Sin coreanos y con muy pocos norteamericanos, los franceses han recuperado el primer puesto que durante muchos años conservaron entre el peregrinaje extranjero. Van seguidos por los italianos y, ya a una distancia considerable, húngaros o polacos.

A falta de una nacionalidad dominante en medio de la escasa afluencia, la ruta se convierte más que nunca en un crisol de culturas e idiomas. Sin dejar Belorado, en una pequeña terraza comen juntas Esther, de Albacete, y Cecilia, de Bolivia. Se conocieron poco después de salir de Roncesvalles y ya parecen amigas de toda la vida. Son las cosas que tiene el Camino y que solo quien las haya experimentado en primera persona podrá entender en plenitud.