Jefas con distintos despachos

J.M.
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Margarita Saiz pilota una empresa con más de 50 trabajadores y Jessica Barriuso ha tenido que renunciar temporalmente a su empleo para cuidar de su niña

Margarita Saiz (i.) y Jessica Barriuso. - Foto: Alberto Rodrigo

Margarita Saiz desarrolla buena parte de su día a día en un despacho y hace poco menos que cabriolas para poder conciliar su responsabilidad como propietaria de la empresa Limpiezas Cleymar con su faceta como madre. Jessica Barriuso, trabajadora de una multinacional burgalesa, ha tenido que sacrificar temporalmente su carrera laboral para atender a su hija recién nacida, a la que le diagnosticaron una atresia de esófago de tipo uno y a la que, hasta que sea un poquito más mayor, le hace precisar de atención las 24 horas del día. Ambas, cada una desde su papel, reconocen haber tenido que renunciar parte de su vida profesional para estar más cerca de su familia. La empresaria aplazando  proyectos de crecimiento en su negocio que espera retomar cuando sus niños sean más mayores, y la trabajadora acogiéndose a una reducción de jornada del 99,9% porque no hay guardería que se hago cargo de su niña. Son, como tantas otras mujeres, dos heroínas sin capa que hoy, cada una a su manera, celebrarán el 8-M.

Barriuso recuerda cómo los médicos le advirtieron desde el primer momento que uno de los dos progenitores iba a tener que renunciar a su empleo ya que ninguna guardería se hace cargo de niños que precisan este tipo de atenciones. «Mi marido tenía un sueldo mayor y decidimos que fuera yo», comenta tras asegurar también que hubieran tomado la decisión contraria en el caso de que ella fuera la que tuviera los ingresos más altos.

«Me ha costado mucho tomar esta decisión. Echo de menos salir de mi casa e ir a la fábrica, poder desconectar de tu vida y de los problemas en el hogar y sentirme válida como mujer y como persona». Porque el trabajo que tiene ahora es bastante más complicado y monótono. Lo que no quita para sentirse más que orgullosa de cuidar de su pequeña.

Afortunadamente, asegura que en su fábrica se han portado muy bien y tiene la garantía de que cuando pase esta etapa podrá volver a su empleo. Algo que no tiene tan claro que ocurriera si estuviera en una empresa más pequeña.

Hoy acudirá a la concentración de las 12 de la mañana en la Plaza Mayor y por la tarde a la manifestación. «Es un día de fiesta. Todos los días deberían de ser 8 de marzo y deberíamos de darle más valor a la mujer y que todo este tipo de excedencias y reducciones de jornada empiecen a cogerlas los hombres. Que esto se divida porque la familia la formamos dos».

Saiz, desde su posición como empresaria, también advierte cómo son sus mujeres trabajadores las que asumen las cargas domésticas. Algo que observa por la disponibilidad de los hombres (todos ellos con jornadas a tiempo completo) mientras que muchas de ellas piden que sea parcial.

Lo que sí hace desde su empresa, ganadora del Premio Autónomo del Año 2015 de Cepyme y elegida Mejor Pyme de 2017 por la Cámara de Comercio y el Banco Santander, es apoyar medidas a favor de la conciliación. Lo que hace con horarios y jornadas más flexibles. El crecimiento de su negocio, que arrancó cuando tenía 22 años con un encargo para limpiar una comunidad de vecinos ha sido meteórico. Hoy tiene más de 50 empleados en plantilla.

En su ámbito, lamenta que ha habido ocasiones en la que ha detectado el «machismo» por parte de empresarios a los que, al parecer, no les debía de entrar en la cabeza el éxito empresarial de una mujer y, además, joven.

Y aunque «algo estamos mejorando», Saiz no tiene dudas de que «aún queda mucho camino por recorrer» en la igualdad. Y lo ejemplifica en que en España todavía se está lejos de alcanzar la proporción de empresarias de algunos países de Europa.