Ha sido el último en llegar al equipo y lo ha hecho con problemas debido a una lesión arrastrada en la rodilla, pero una vez restablecido de sus dolencias -y a la espera aún de alcanzar su mejor nivel-, el guardameta canario Kilian Ramírez ha reconocido en su presentación como nuevo jugador del Blasgón y Bodegas Ceres que aterriza en Aranda con la mayor de las ilusiones por el nuevo proyecto.
Y es que, oteando la situación que se planteaba para el inminente curso 19/20 en la capital ribereña con Alberto Suárez a la cabeza, el meta insular ha asumido que apenas se lo pensó dos veces. «La verdad que el último año ya lo reflexioné y dije que quería jugar más minutos», expone. Un hecho que le llevó a abandonar Cuenca para bajar un nivel y aterrizar a orillas del Duero, pero ante el que anuncia «aquí creo que voy a poder seguir progresando porque hay nivel en el club».
También por la presencia de uno de sus grandes valedores, el técnico asturiano Alberto Suárez. Preparador de confianza y paraguas bajo el que Ramírez espera poder realizar un gran año en una entidad de la que le han hablado bien, y a cuya afición pone al nivel, al menos, de la conquense. «Viniendo de allí, no podía bajar el listón».