La lluvia de junio deja los embalses al 86% de su capacidad

L.M.
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La estación que la AEMET tiene en el aeropuerto Burgos-Villafría registró precipitaciones por valor de 64,4 litros por metro cuadrado, mientras que lo habitual es que se acumulen alrededor de 41

Los pantanos burgaleses encaran la estación estival con un alto volumen de agua embalsada. - Foto: Valdivielso

No ha sido un junio al uso en lo estrictamente meteorológico. Dejando de lado los sucesos que han hecho del pasado mes el más atípico que se recuerda -sin Sampedros o Parral por culpa de la pandemia de la COVID-19- el clima tampoco ha tampoco ha estado acorde a lo que se espera del sexto mes del año. Si bien las temperaturas se comportaron de manera muy variable, las precipitaciones han sido compañeras durante buena parte del mes, especialmente a comienzos del mismo. En total la estación que la Agencia Estatal de Meteorología tiene en el aeropuerto de Burgos-Villafría registró lluvias por valor de 64,4 litros por metro cuadrado, un 57% más de lo habitual para este mes (41 litros/m2). 

Especialmente significantes han sido las tormentas estivales que cayeron sobre la capital los días 3, 6, 16 y 25. La del primero descargó una buena cantidad de agua, sobre todo en la parte este de la ciudad: polígono industrial de Villalonquéjar, barriada San Juan o Fuentecillas fueron las zonas más afectadas de la primera tormenta del verano y la más fuerte hasta el momento. «Podemos hablar de que ha sido un mes de junio húmedo, más en el norte de la provincia que en el sur, donde los registros están más acordes al histórico que tenemos», apunta Gordaliza. No obstante, la Aemet pronosticaba que estos días este fenómeno volverá a incidir en la provincia burgalesa, especialmente en la tarde de este miércoles.

Estas precipitaciones ‘no esperadas’ y la falta de sol ha permitido que el nivel de los dos embalses burgaleses se haya podido mantener en unos registros superiores al de años pasados. Este lunes el de Arlanzón, de 22 hectómetros cúbicos de capacidad, mantenía 19,4, cuatro décimas más que los 19 de junio del 2019 y dos más que el promedio de la última década. El de Úzquiza, de dimensiones mucho mayores (72 hectómetros cúbicos) tenía embalsados 64,2 por los 61,4 del pasado ejercicio. En total, los dos mantienen un nivel de ‘ocupación’ del 86,2% sobre el total. En el conjunto de toda la cuenca hidrográfica delDuero, la Confederación apunta que el volumen de agua embalsada es del 81,1%, mientras que hace un año era del 67,5%.

Los veinte primeros días, hasta el equinoccio de verano, la temperatura fue ostensiblemente inferior a la media durante el periodo 1980-2010, marcada en los 16,5 grados. 

La inestabilidad atmosférica y las nubes fueron pan del día a día de los burgaleses, y no fue hasta el 20 cuando el mercurio se disparó, coincidiendo con el final de la primavera. «Si no llega a ser por esos últimos diez días de junio, con temperaturas muy por encima de lo normal, se hubiera quedado en un mes frío», explica Jesús Gordaliza, Jefe de Predicción de la Agencia Estatal de Meteorología en Castilla y León. Finalmente se cerró con una media de 16,1 grados, apenas 4 décimas por debajo de los registros de los últimos treinta años. De cara al verano, desde la Aemet pronostican que los meses de julio, agosto y septiembre tanto la provincia de Burgos como el conjunto de la comunidad autónoma de Castilla y León registrará «temperaturas anormalmente altas», con una probabilidad muy alta de tormentas ocasionales que descarguen agua sobre el territorio.