Ascenso de infarto

ÁREA 11
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El Mirandés sufre lo indecible y cae ante el Atlético Baleares en Son Malferit pero logra subir a Segunda A dos años después, gracias al valor doble de los goles a domicilio

Ascenso de infarto - Foto: DB

Cuando un objetivo se consigue tras mucho sufrimiento, la recompensa vale el doble. Y así le sucedió al Mirandés, que asciende a la Liga 123 tras un encuentro con dos caras, la primera de control y de mando incluso en el marcador, y la segunda de sufrimiento hasta la extenuación, cuando un bravísimo Atlético Baleares se puso a un solo gol del ascenso. Pero la defensa rojilla supo achicar balones, sacar todos los acercamientos blanquiazules y, en un final épico, acabar sellando un glorioso regreso al fútbol profesional siete años después y ante el mismo rival. Una tarde para la historia, ese gol de Matheus, el trabajo estajanovista de los centrales y de Limones ante los mil centros de los balearicos, en un esfuerzo sobrehumano que valió la pena... y de qué manera. El Mirandés vuelve a Segunda A. Qué delicia.

Salieron a morder los isleños, con un primer intento apenas a los quince segundos en un tiro alto de Peris. Pero no era cobarde ni mucho menos el Mirandés, con dos referencias arriba como Claudio y Matheus para fijar a los zagueros locales, con Álvaro Rey en el enlace. Los primeros sustos de los balearicos en ataque llegaban en jugadas a balón parado, un arma decisiva en un campo como Son Malferit, pero la defensa rojilla estaba expeditiva.

Con los nervios y tensión inherentes a esta clase de encuentros, pasión en la grada, Matheus probaba una volea muy alta a los ocho minutos en la primera llegada rojilla. La cuestión era estar atentos y concentrados en ese primer tramo de presión isleña, viéndose a un Mirandés muy metido, sin resquicios ni despistes. Los locales, pidiendo faltas y penaltis en cada mínimo roce para presionar al colegiado, trataban de meterle una marcha más al juego, apostando mucho a los balones aéreos en busca de Nuha Marong.

Pero a los 18 minutos, la jugada clave. Balón en profundidad del ataque visitante, Claudio le roba la cartera a Hugo Díaz con un toque sutil y asiste a Matheus en el segundo palo para que el nueve fusilara a placer. Un gol que valía medio ascenso, si es que no estaba ya bastante claro viendo el desarrollo de la eliminatoria. Le entraban ahí las lógicas prisas al Baleares, necesitando cuatro dianas los mallorquines, unas prisas que eran claras aliadas de los de Borja Jiménez.

Y es que Claudio estaba a punto de hacer el 0-2 a los 24 minutos, fuera por muy poco su remate. Hugo Díaz respondía a la media vuelta obligando a Limones a firmar la primera parada de la tarde, muy seguro abajo. Vallori probaba a renglón seguido en un córner, de nuevo infranqueable el cancerbero de Anduva. Se echaban arriba con todo los locales, creando mucho peligro Kike López con sus entradas por la derecha en una fase donde al Mirandés apenas le duraba la pelota en su poder.

Tras la pausa para el refresco, peligro balearico cuando el talentoso Canario forzaba una falta en la frontal, pero Fullana la estrellaba en la barrera. Seguía el incesante bombardeo de balones aéreos sobre el área visitante, en pos también de esas segundas acciones por parte balearica. Eso sí, en una de las pocas jugadas trenzadas de los locales, Nuha se plantaba solo ante Limones, pero su chut por bajo encontraba la gran intervención del portero mirandesista, siempre ágil y felino. Se llegaba al descanso con ese 0-1 y grandes sensaciones en un sólido Mirandés.

Manix Mandiola metía a Marcos, otra referencia en el área para jugar con dos nueves, volcándose los locales en pos de un empate rápido. Sam tenía una falta a medio metro de la frontal pero la enviaba desviada cuando buscaba la escuadra. Poco después Pedro disparaba desviado desde la frontal, pero el Mirandés seguía ofreciendo esa imagen de solidez y de concentración absoluta.

Sam volvía a asustar con un tiro raso que era el preludio al empate. Minuto once y gran jugada personal de Nuha Marong con disparo final a la altura del punto de penalti que se colaba junto al palo. Más de media hora, todavía tres goles de margen pero Borja Jiménez reaccionaba ipso facto metiendo a Álvaro Bravo por el goleador Matheus.

Estaba muy aculado en su área el Mirandés ante el empuje local, y así un córner botado por Sam lo remataba Nuha al palo largo. Gol, la locura en Son Malferit y los nervios que crecían exponencialmente. Con la salida de Yanis tenía un poco más de balón el Mirandés, pero tras el ‘cooling break’, nueva fase de acoso y derribo a la desesperada de un Atlético Baleares que necesitaba dos dianas.

Pero el bombardeo y las llegadas de los de Manix ya no tenían tanta claridad, e incluso Yanis pudo empatar a dos con un testarazo que se iba alto por poco. Pero la respuesta local metió ya no el miedo, sino el pánico, en todo el Mirandés, en toda Miranda de Ebro. Centro de Sam, Nuha tocaba con la testa en el seguindo palo y Marcos, tras quedar el balón muerto, remachaba en boca de gol. Tres a uno, a una diana de la machada los locales, rezando los rojillos porque el crono volase. Pero parecía más lento que nunca, y cada córner era pura angustia, salvando Limones en el 83 con una manopla salvadora a testarazo de Marcos. El final era agónico, con el Mirandés pertrechado en su zona sacando los balones que los locales colgaban de manera inmisericorde, añadiendo los de Borja esa salsa del otro fútbol de pérdidas de tiempo y teóricos calambres de sencilla solución.

Paris perdonaba una contra sin portero, ya que Carl había subido a rematar un córner, y a los 93 y medio, terrible. Juego peligroso de Kijera y falta a diez metros de la portería, cerca del punto de penalti. Limones salvaba el tiro y a renglón seguido pitaba el final Ortiz Arias. La locura se desataba en los visitantes. Siete años después, ante el mismo rival pero no en el mismo campo y con muchísimo más sufrimiento, el Mirandés regresa a la Segunda A. Una tarde para la Historia, con hache mayúscula.