Cortes y cartas bajo un techo en Quintanaélez

S.F.L.
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La peluquería y las reuniones vecinales (cuando se pueda) compartirán espacio en el centro social rehabilitado

El último viernes de cada mes el local municipal se transforma en un salón de belleza en el que de media las dos peluqueras atienden a diez clientes. - Foto: S.F.L.

Sin sala de espera, revistas o cortes en seco, y con mascarillas obligatorias. El servicio de peluquería de Quintanaélez ha regresado, esta vez en un reformado centro social, en el que el olor a tinte y laca se mezclará con el de un café recién puesto. El también local de reunión y ‘gimnasio para mayores’ luce un diseño renovado gracias a la rehabilitación integral realizada durante 2020, que lo convierte en un destacado edificio que ofrece sus servicios a la tercera edad, principalmente. No obstante, hasta que las restricciones interpuestas por el Ejecutivo regional como consecuencia de la pandemia de covid-19 no se relajen, el único uso que se da al inmueble es el de peluquería.

Silvia y Pilar son las profesionales de Burgos encargadas de mimar a los vecinos de la pequeña localidad burebana. Una vez cada 30 días ofrecen el servicio y aseguran que trabajar ahora en el inmueble «es otra cosa». Pertrechadas con todo su material atienden los últimos viernes de cada mes a unos diez clientes de media. Y como a falta de pan buenas son tortas, la diversión está asegurada mientras unas esperan y otras trabajan. No faltan los chismorreos, las anécdotas y las pastas para hacer de la cita una velada irrepetible.

Amalia es una clienta fiel que asegura que si de su marido dependiera ir a la peluquería «menudos pelos llevaría», bromea. «Tenemos mucha suerte de disponer del servicio a la puerta de nuestras casas, sobre todo para los más mayores. De lo contrario tendríamos que ir hasta Briviesca», añade. A pesar de que el número de mujeres que hacen uso de la peluquería supera con creces al de los hombres, siempre hay alguno que se pone en manos de las burgalesas. El matrimonio formado por Víctor y Ángeles asisten cada viernes al salón de belleza. «Nos gusta que nos preparen y siempre que tengo falta acudo a ellas. Ya estamos listos para irnos de fiesta, solo esperamos a que nos den suelta», declara el varón entre risas.

 De momento, los usuarios tienen que acudir al centro con la cabeza lavada de sus casas. No obstante, la alcaldesa del municipio, Ana Victoria González, apunta que pretenden «instalar un lavacabezas portátil para ofrecer un servicio más confortable, sobre todo a las mujeres». Las peluqueras agradecen la confianza depositada en ellas por los clientes y confiesan que no dan a basto a trabajar. Además de acudir a Quintanaélez también se dejan ver por Cubo, Busto, Poza o Salas de Bureba.

La asociación cultural Santa Eulalia, a la que pertenecen más de un centenar de miembros, volverá a ocupar el espacio cuando el virus lo permita. Al igual que la de Jubiladas, cuyas socias están deseando volver a practicar gimnasia y retomar los talleres de manualidades. «El centro nos da la vida. Lo mismo nos tomamos algo que jugamos a las cartas o nos ponemos guapas», manifiesta Teresa, presidenta de la asociación de mayores. Las obras de rehabilitación fueron financiadas en un 66% por la Asociación para el Desarrollo Comarcal Bureba y gracias a la subvención el centro podrá utilizarse tanto en época estival como en el crudo invierno.