Los Zagales crecen

A.S.R.
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El 'bebé' del Comité de Folclore cumple 25 años con los retos de salir a bailar fuera de la península y de grabar su primer disco

A los cuatro amigos que impulsaron la formación en 1994 se unió un buen puñado más, aunque ni los fundadores ni quienes vinieron después son ya tan jóvenes. - Foto: DB

Es viernes por la tarde y las aulas del Buru tienen apagadas las luces. Duermen ordenadores y automóviles, despiertan panderetas y castañuelas. El fin de semana aún no ha empezado para los más pequeños de Los Zagales. Con sus arcos en la mano siguen las instrucciones de María Cristóbal, que no hace mucho se encontraba al otro lado. Pero los años pasan para todos. También para el grupo más joven del Comité de Folclore, que cumple 25 años. Un número que alcanza con la satisfacción de contar con una escuela infantil que garantiza el relevo generacional y con los retos de salir a bailar fuera de la península ibérica (están ahorrando para ello) y de grabar su primer disco.

«Siempre hay que tener ilusiones y metas para seguir trabajando», advierte el director, Manuel Martínez, uno de los fundadores. Pero sin volverse locos por alcanzarlas. Todo llegará paso a paso, como ha ocurrido siempre a esta formación que nació en 1994 vinculada a la comunidad salesiana.

Los Zagales empezó con dos parejas. Después se sumaron algunas más, más chicas que chicos, y al año se integraron en la Peña Aramburu Boscos. «No teníamos ni veinte años y pensábamos que no íbamos a crecer nunca, que seríamos siempre zagales y ahora ya somos zagalones», bromea Martínez y asegura que el grupo alcanza su cuarto de siglo consolidado, con 57 integrantes activos en un arco de edad de los tres a los 65 años.

«En cuanto a números, estamos estables, pero los grupos de folclore son una montaña rusa. Depende mucho de los amigos, del boca a oreja, de que unos animen a otros. Así empezamos y pasamos de cuatro a 15 en un año», observa el director, que enumera algunos logros en esta historia.

He ahí la entrada en el Comité de Folclore en 2002 y en la Federación Española de Agrupaciones en 2004; la organización de diecisiete muestras con grupos de Castilla y León y de otras comunidades; las actuaciones en festivales y escenarios de toda la península ibérica; la intervención en el programa de la televisión gallega El luar, «el primero de fuera de allí en hacerlo», o en el de Jotas y mucho más de la castellano y leonesa; la participación en el disco colectivo Burgos. Música para la memoria; o la recuperación de la tradición infantil La perrita para el Arco de San Juan, por la que los niños piden dinero para pasar las fiestas de San Pedro (ahora lo recaudado se destina a una ONG).

Pero ni todas estas actividades ni los trofeos que guardan en las estanterías del local que tienen en el Padre Aramburu superan el orgullo de contar con una escuela infantil desde el año 2007.

«Un grupo sin cantera no es un grupo. Contar con ella garantiza el futuro. ¡Alguien nos tiene que jubilar al resto! Es muy importante contagiar en edades tan tempranas la sensibilidad hacia la cultura tradicional sobre todo en esta época que no hay abuelos que te puedan cantar, contar y bailar. La responsabilidad de los grupos es enseñar esas manifestaciones que nos han ido legando», reflexiona Martínez sabedor de que su generación es la última que ha bebido directamente de esa fuente que llevaba boina y usaba cachava. «A partir de ahora ya son abuelos modernos».

Con 24 niños en esas categorías inferiores, el director sonríe, pero con los pies en el suelo. Hay mucha competencia en la sociedad actual. Y el refajo y las faltriqueras tienen poco que hacer, a priori, con las pantallas de los móviles. De momento, resisten y, dice, deben mucho al apoyo de los padres.

Los Zagales empieza mañana la fiesta de sus 25 años, un programa de actos que vivirá su día grande el 19 de mayo con más de 70 amigos, antiguos y actuales bailarines, en el escenario. Y al soplar las velas de la tarta solo un deseo: «Queremos seguir trabajando, que esto no desaparezca. La sociedad te arrastra a otras formas de vida, pero saber de dónde venimos, cuáles son nuestras raíces y nuestra cultura, es importante y todos tenemos que intentar que permanezcan».