De Vox pero solo por un día

J.M.
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El marroquí Rachid Dalaui fue apoderado el 28-A por hacer «un favor», ya que se confiesa del PSOE. El «error» le costado amenazas

Dalaui (i.), en el colegio Solar del Cid junto a Javier Martínez (d.). - Foto: Patricia

Quien le iba a decir a Rachid Dalaoui, una marroquí afincado en Burgos hace 29 años, que hacerle «un favor a un amigo» le iba a suponer semejante disgusto. Siempre «simpatizante» y colaborador con el PSOE para trabajar juntos en sus políticas migratorias, en las pasadas elecciones generales del 28 de abril se prestó a ayudar a un conocido de Vox con el que guarda una buena relación personal. «Pensaba que tenía que echarles una mano para meter papeles en unos sobres o algo así», afirma tras explicar que no tenía ni la más remota idea de que ser apoderado de la formación de Abascal le iba a generar tantos problemas en su círculo más cercano. Nunca había participado en un proceso electoral y con la mejor voluntad del mundo decidió cooperar con quien se lo pidió.

El problema surgió porque, como el resto de apoderados de Vox, se colgó una gran acreditación del cuello con las siglas de la formación conservadora y en el colegio Solar del Cid fue fotografiado por los medios de comunicación junto al entonces candidato al Congreso por Burgos y vicepresidente provincial, Javier Martínez. Entre tantas otras fotografías, Dalaoui, presidente de la Asociación Hispano-Marroquí ‘La Brújula’ aparecía como apoderado de Vox. Y eso generó un gran revuelo en la comunidad que representa y una gran sorpresa en el PSOE, con quien colaboraba habitualmente.

«He recibido insultos, amenazas». En algunas ocasiones en persona y la mayoría de las veces en su cuenta de la red social Facebook.  «Fue un error. Yo siempre he sido y he apoyado al PSOE y nunca he compartido las ideas de Vox. Lo único que quería era ayudar a un amigo. Me equivoqué».

La situación fue tan rocambolesca que hasta en esos días dio explicaciones al ahora alcalde, Daniel de la Rosa, y a la concejala del área de Servicios Sociales del Ayuntamiento y hasta hace unos días abogada de la Asociación Burgos Acoge, Sonia Rodríguez, que se sorprendieron mucho al ver a un colaborador y simpatizante del partido con dirigentes de Vox y actuando como apoderado de la formación de Abascal. «Entendieron lo que les expliqué», relató.

Lo que sí es cierto es que desde Vox le han tanteado, y lo siguen haciendo, para que se sume al partido. «Me han pedido que me tome un café con ellos» y, por educación, «lo haré». Pero asegura que ni irá más allá y no repetirá el inocente error de las pasadas elecciones.

Casado con una mujer del barrio de Gamonal, con la que ha tenido tres hijos, se considera «muy burgalés y español». Y aunque comparte con Vox que tiene que haber «un orden» en la inmigración, no está conforme con su discurso ya que la gran mayoría de las personas que vienen del extranjero, según añade, son honradas y lo que hacen es ganarse la vida, trabajar y sacar el país adelante.

«Si algún día me afiliara a Vox, tendrían que ponerme guardaespaldas», bromea ahora que ya se ha pasado el susto.