Una exótica troupe ha acompañado esta tarde el desfile de los Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar han partido pasadas las seis de la tarde de la avenida Derechos Humanos escoltados por 12 carrozas, con más de 600 personas, con la participación de 26 compañías internacionales, nacionales y locales. Un séquito de aúpa que tras alcanzar la calle Vitoria ha bajado hasta la plaza de Mío Cid con la misión de acercar su magia a pequeños y grandes en un más que nunca esperado reencuentro tras suspenderse la cita el año pasado por la pandemia. 

El Salón Rojo enmarcó ayer la bienvenida a dos de los invitados que se estrenan en esas lides. Pasaron por allí Mamá Noel (Cristina Izquierdo), con su ayudante violinista Rita (Blanca Altable). Andaba desesperada buscando a su marido, Nikolai. Alguien le había contado que lo habían visto en Burgos y, con su trineo, esta dama llegada de muy lejos ha abierto hoy el recorrido tras Protección Civil y Bomberos. 

Coincidieron con los Ciuccio, una familia veneciana, con sus brillantes cazachupetes, con los que instan a los niños a encestar sus chupetes. Estos se han convertido en estrellas que guían a los monarcas de camino a casa. Viajan con ánimo de quedarse y animan a aprenderse su pegadiza canción: ...Si la chupeta a los Reyes quieres dar, enciende una linterna y vamos para allá... Noelia Márnez, Violeta Ollauri, Jairo Fuente y Andrés, Ana y Beltrán García se encontraban detrás de estos curiosos personajes. 

A este universo de ilusión se han sumado bicicletas que pedalean al cielo, cometas multicolor, caballos articulados, las luciérmagas de Bambalúa, los bailarines y músicos de María Ángeles Saiz, Nuestra Señora de las Nieves, Tierras del Cid, Amigos de la Dulzaina, Justo del Río, Estampas Burgalesas, Los Zagales y Diego Porcelos, los miembros de Burgos Salsón... En medio de este jolgorio, las carrozas con los regalos (oro, incienso y mirra protegidos por la Policía Local) y los tres reyes en sus tronos. Como farolillos rojos han repetido los duendes carboneros. 

La cabalgata ha prescindido este año de la tirada de caramelos y del discurso en el balcón del Principal. Se ha vigilado el escrupuloso uso de la mascarilla. Todo para que nada empañase la noche más mágica del año.