Freno a las reservas y preferencia por destinos nacionales

B.G.R.
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Las ventas siguen paralizadas en las agencias, que continúan con cancelaciones anteriores. Atienden llamadas y hacen presupuestos que «no terminan de cerrarse»

Las agencias de viajes han adaptado sus oficinas con la instalación de mamparas para atender al público. - Foto: Jesús J. Matí­as

La incertidumbre planea sobre el sector turístico a pesar de haberse levantado las restricciones a la movilidad nacional y parte de la internacional. La noticias sobre rebrotes, las consecuencias de la crisis sanitaria en el poder adquisitivo de los consumidores, las restricciones en los hoteles o en las playas y las dudas a la hora de sacar un billete de avión llevan a muchos ciudadanos a frenarse a la hora de planear sus vacaciones estivales. Las agencias de viajes viven en primera persona estas inquietudes. Algunas notaron cierto movimiento desde que se anunciara el fin del estado de alarma y tramitaron sus primeras reservas, aunque la actividad no acaba de arrancar, las ventas continúan contenidas y las llamadas llegan a cuentagotas, además de que siguen gestionando cancelaciones anteriores. Y en esta nueva normalidad, todas coinciden en que los clientes que llegan a sus oficinas solo se interesan por destinos nacionales, nada de recorridos de larga distancia, sobre los que como mucho preguntan para 2021.

Desde Receto Viajes, uno de los primeros negocios en abrir el pasado 1 de junio, su responsable Roberto Ballesteros, reconoce que «jamás en la vida había tenido un mes de junio como el de este año». Asegura que, una vez que se conoció el fin del estado de alarma, la afluencia de clientes se incrementó levemente, aunque la semana pasada volvió a ralentizarse y las ventas «están paradas», reconociendo que confiaban en que ese movimiento se mantuviera en el tiempo teniendo en cuenta que esta semana ha empezado el primer mes vacacional.

Lo que está claro es que los principales destinos que eligen los burgalesa son nacionales, pero con estancias más reducidas que en temporadas anteriores. «Las que solían ser de 10 o 15 días se recortan a una semana», explica, al tiempo que también hace referencia a una subida media de los precios de los hoteles, lo que propicia que «tengamos presupuestos pero muy pocas reservas confirmadas». 

El perfil responde al de un turismo familiar que se decanta por los meses de agosto y septiembre. Levante, Huelva, Cádiz, Málaga, Bernidorm, Castellón y «algo» de Cataluña, como Lloret del Mar o Salou, junto a Galicia (Rías Bajas), Asturias, Canarias y Baleares ocupan las preferencias de los clientes, si bien existen «reticencias» respecto a estas últimas relacionadas con los vuelos. Otros productos que se demandan, aunque no son propios de las agencias, pasan, según Ballesteros, por el alquiler de autocaravanas, apartamentos en la playa o casas rurales con piscina, que «escasean y no solemos vender».

Prudencia. La prudencia es la tónica general, que se traduce en una brusca caída de la actividad de estos negocios. «Avanza muy tímidamente y es que no se trata de que el público se interese por un viaje y se lo piense, sino que tampoco preguntan por ello», explica Miguel Ángel Pérez, de Viajes Tiramillas, quien atribuye la situación al «miedo a los rebrotes» o a que lo vivido, con muchos trabajadores aún en ERTE, llevan a pensar al público que «este año no tocan vacaciones», lo mismo que ocurre con quienes tenían programados viajes de larga distancia. «La gente está esperando a que la situación se clarifique porque ya teníamos que haber notado un cierto interés», señala, extendiendo esta explicación a quienes han podido buscar las vacaciones por su cuenta sin recurrir a estos negocios. «Cuando hay demanda la hay en los dos formatos y, precisamente, las agencias hemos dado un servicio añadido durante la crisis», agrega, no si antes mostrar su preocupación por el futuro al considerar que habrá agencias que no podrán superar la crisis porque «no se ven visos de mejora».

En la misma línea, José Luis Martínez, director comercial de Viajes Oda, que abrió el 1 de junio, pone como ejemplo del escaso movimiento que, de media, entran al días dos o tres personas a la oficina, a pesar de las facilidades que se ofrecen en las cancelaciones. La larga distancia se encuentra «parada», al igual que los cruceros, producto estrella de los últimos años. No obstante, prevé que se reactiven al menos los destinos europeos a partir de la semana que viene.

Martínez recuerda que los meses fuertes de las agencias siempre han sido mayo y junio, «cuando vendías todo el verano», mientras que ahora las llamadas que están recibiendo son «más de carácter informativo que con la intención de comprar». Por su parte, Juan José Gil, de Viajes Atapuerca, habla de una actividad «bajo mínimos» y va más allá al hacer hincapié en que se trata de un sector «muy estacional» cuyos meses fuertes van de Semana Santa a septiembre. 

La contención de las ventas no es ajena a las agencias nacionales, algunas de las cuales han reducido sus horarios. Realizan «presupuestos que no terminan de cerrarse» y aún no saben la oferta completa de alojamientos que en funcionamiento, ya que «algunos están a la espera de la demanda que haya».