Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Vacunas y creencias

22/11/2021

Con frecuencia atiendo a personas que empiezan diciendo que vienen a verme porque les han presionado, pero que no creen ni en los psiquiatras ni en los tratamientos. Mal comienzo para una relación terapéutica, pero aun así seguimos. Suelo decirles que yo respeto sus creencias, pero que nosotros no somos dioses en los que creer o no, sino simples técnicos, que no nos guiamos por creencias sino por datos, por opiniones sino por saberes, y a lo más que aspiramos es a que la luz de la ciencia nos ilumine, no a dejarnos deslumbrar por las creencias o credulidades. 
Parafraseando a Ortega y Gasset, diríamos que los humanos somos dueños de lo que sabemos y esclavos de lo que creemos, que las ideas las tienes tú y las creencias te poseen. Las primeras pueden ser contrastadas por la sabiduría científica o filosófica, pero las creencias no, solo son sentidas, seguidas, compartidas. Las ideas y saberes influyen en lo que hacemos y como somos, pero pueden ser cambiadas por otros mejores. Las creencias nos condicionan tanto, que a veces hacen que perdamos el control de lo que hacemos, y actuemos ciegamente. Tienen tanto poder por que su procesamiento mental es veloz y potente, como el miedo o el amor, la ansiedad o la beatitud. Diríamos, sin ánimo de molestar, que son pensamientos elementales, primitivos, que sirven para adaptarnos rápidamente a las amenazas, mientras que las ideas son pensamientos elaborados, lentos, basados en lo que aprendemos y verificamos. 
Si trasladamos esto al asunto de las vacunas, se comprende por qué hay personas que se niegan a vacunarse, contra todo lo que la ciencia ha verificado. Se niegan porque están aplicando a un asunto científico un método credencial, parecido a esas personas que a veces me visitan. Las vacunas contra la covid son uno de los avances científicos más admirable de todos los tiempos. Por primera vez un logro de tal magnitud no se debe a la chiripa, como la penicilina o las primeras vacunas, sino a la ideación, experimentación y verificación, es decir al método científico, no al impulso creencial. 
Ojalá que esta breve columna sirva para que algunas de esas personas abran sus mentes a los saberes y la ciencia, y las cierren a las creencias y credulidades. Todos, sobre todo ellas mismas, ganaríamos mucho. 

ARCHIVADO EN: Vacuna, Ciencia, COVID-19