Con la mirada en las estrellas

A.S.R.
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Beatriz Varona es una de las 22.000 aspirantes a entrar en la Agencia Espacial Europea. Mientras pasa las pruebas sigue con su trabajo de investigación y divulgación en el Observatorio de Cantabria y su colaboración con otros colectivos

La científica burgalesa Beatriz Varona, en el Observatorio Astronómico de Cantabria, donde trabaja desde el año 2017.

Un día se asoma a su canal de Youtube para explicar qué es el turismo espacial o en qué consiste un eclipse anular de sol; otro se pone a la altura de un grupo de niños en un centro cívico para contarles las aventuras y desventuras de un científico en otra galaxia; al siguiente está en el Observatorio de Cantabria analizando asteroides o haciendo talleres en familia... y aún saca tiempo para prepararse y convertirse en astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA). El firmamento ocupa todo el tiempo de Beatriz Varona (Burgos, 1987). Ese universo la flipa desde niña. No recuerda la edad a la que le regalaron su primer telescopio, pero era muy pequeña. ¡Era más grande que ella! Ahora, con 33, sueña con hacer algo grande, algo que pase a la historia. 

«Siempre he querido trabajar en algo relevante, que realmente importe, algo que pueda servir para el futuro de la humanidad, trascendente, y creo que estar en la Estación Espacial Internacional puede ser espectacular», relata desde Santa Gadea de Alfoz, el pequeño pueblo de Las Merindades donde ha crecido y que marca su pasión por las estrellas.

«Es una zona con muy poca contaminación lumínica y las noches, si te alejas de las farolas, son espectaculares. Una niña que viva en la ciudad, sin acceso a un cielo tan bonito y limpio, quizás no llega a esa fascinación», reflexiona a través del teléfono y viaja hasta ese jardín en el que en las noches despejadas de verano, sobre todo en agosto durante la lluvia de perseidas, acampaba con planisferios y libros en busca de cualquier cuerpo celeste, desde la luna a los planetas o galaxias y nebulosas. «Seguramente con ese telescopio de juguete no se viera absolutamente nada, pero a mí me hacía una ilusión terrible», rememora. 

Leía libros, coleccionaba recortes de periódicos y de revistas con artículos científicos... Lo suyo era pasión. Y a nadie sorprendió que decidiera estudiar Ciencias Físicas, que cursó en la Universidad Complutense de Madrid y completó con un máster en la Universidad Internacional de Valencia, además de pasar por el Observatorio de Monte Wilson de California o el Centro de Astrobiología de Madrid. «Yo tenía muy claro que quería ser astrónoma o astrofísica». 

También lo sabía todo su entorno. Cuando el pasado mes de enero, la Agencia Espacial Europea sacó una convocatoria de selección de astronautas, en la que, sobre todo, animaban a mujeres a presentarse, muchos pensaron en Beatriz. «Un montón de amigos me llamaron, me mandaron WhatsApp...». 

No podía dejar pasar la oportunidad. La última vez que se lanzaron plazas fue en 2008. La NASA es más pródiga, pero no la ESA. «Desde pequeña me fascinó el espacio. Soñaba con llegar a ser astronauta de mayor, pero no lo había visto como una posibilidad real hasta este año. Está difícil, pero habrá que intentarlo y darlo todo a ver si puede ser», enfatiza la astrofísica, una de las más de 22.000 aspirantes que optan a las 4-6 plazas ofertadas, una cifra aún por determinar, a las que se suma una veintena de reserva. 

Varona cumple todos los requisitos: ser ciudadana de uno de los países miembros, tener una carrera y un máster de ciencias, tres años de experiencia, preferiblemente en investigación, nivel de inglés, salud física y psicológica dentro de una normalidad y una serie de habilidades como trabajar bien bajo presión, no ser claustrofóbica, disponibilidad para viajar... Con todo en regla, un currículum, una carta de motivación y un pequeño cuestionario ya está en la carrera. 

A partir de ahí se inicia un proceso que se puede alargar en torno a un año y medio. Los aspirantes deberán pasar hasta seis filtros hasta la selección final. Pruebas de personalidad y médicas más exhaustivas, examen psicotécnico, entrevistas personales... Y ya se ha puesto manos a la obra. Aunque siempre ha sido deportista, ahora hace más que nunca, y ha iniciado una dieta específica. El sueño imposible torna en posible. En principio, a finales de 2022 sabrá si es una de las elegidas. 

De las más de 22.000 solicitudes, 1.800 proceden de España y un 25% del total son mujeres, frente al 15% que se presentaron en la anterior convocatoria. «En estos campos de la ciencia siempre ha habido bastante desigualdad, ahora sí se ve un cambio, pero muy poco a poco», observa la protagonista de esta historia de altura. 

En esa transformación ella pone su granito de arena. Junto a la labor de investigación (estudio de las estrellas variables y seguimiento de asteroides, para ver cómo varía su brillo), en el Observatorio Astronómico de Cantabria, su lugar de trabajo desde 2017, realiza otra de divulgación, sobre todo los fines de semana. A esta actividad se suma la que impulsa como miembro de la Asociación Astronómica de Burgos, de la que forma parte desde los 16 años, donde, junto a otra de sus miembros, Eloísa de Castro, está empeñada en crear cantera.

Con este fin han lanzado un concurso literario y hacen talleres infantiles. ¿Ven interés? Afirmativo. Otra cosa es despertar pasiones. «Hay niños que preguntan un montón y se agradece. Se ve un interés por la ciencia», dice Varona con un punto de orgullo. 

Pero no se queda ahí su empeño en acercar el espacio a todos los públicos. Su inquietud la lleva a colaborar con Codice, Comité para la Divulgación de la Ciencia y el Espacio, con una importante nómina internacional de científicos y periodistas de divulgación, y, junto a estos canales tradicionales, también tira de las redes sociales. 

Cuenta con un canal en Youtube, The Triz Bang Theory, donde cuelga vídeos de astronomía y otros temas científicos, y perfiles en otras plataformas como Facebook, Twitter e Instagram, además del programa Borrón y Ciencia nueva, de Radio Carcoma, emisora local madrileña. 

Toda su vida gira en torno al espacio, con un entusiasmo libre de gravedad: «Ver la tierra desde el espacio debe ser espectacular. Debe ser una sensación completamente distinta a lo que podamos imaginar». Ella tiene más cerca confirmar esas sospechas.