Los coreanos, los extranjeros más numerosos del Camino

H.J.
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Los orientales, que hace apenas 20 años eran claramente minoritarios, desbancan a los italianos en la primera posición de un ránking que en su día estuvo copado por alemanes y franceses

Los coreanos, los extranjeros más numerosos del Camino - Foto: Luis López Araico

Todo empezó hace unos 20 años. A principios de este siglo era extrañísimo encontrarse ojos rasgados en el Camino de Santiago y por entonces alemanes y franceses copaban el colectivo de extranjeros peregrinando hacia Compostela. Después llegaron los italianos, que a lo largo de los últimos años habían sido los más numerosos, y el último y más notable ‘boom’ ha sido el de los coreanos, que se acaban de convertir en los extranjeros más habituales en la ruta jacobea.

A falta del cierre del año, entre enero y noviembre pernoctaron en el albergue de la Casa de los Cubos 3.937 nacionales del país asiático, una espectacular cifra que supone un crecimiento del 31% respecto al año anterior, y eso que todavía queda un mes por contabilizar. De seguir así la progresión, no es descartable que los coreanos adelanten a los propios españoles en cuestión de un lustro, aunque está por ver si la moda del Camino sobrevive en el futuro inmediato.

Tras los coreanos se sitúan los italianos, que pasan a ocupar el segundo puesto del cajón después de cinco años consecutivos con la medalla de oro, y empiezan a quedar lejos los germanos y los galos. El último lugar de las nacionalidades que se reflejan de forma individualizada en la estadística oficial lo ocupan los peregrinos de Luxemburgo, con 12 pernoctaciones en los 11 primeros meses del año.

Los coreanos tienen fama de amables, pero también de duros y recios, y soportan estoicamente el frío mesetario que acecha en esta época del año. Algunos días han llegado a ser ampliamente mayoritarios en el albergue de Los Cubos y no han faltado alguno de ellos a las tradicionales cenas de Nochebuena o Nochevieja, tal y como relata el presidente de la Asociación de Amigos del Camino, Jesús Aguirre.

LA BARRERA IDIOMÁTICA 

En la noche de este pasado jueves, Park Hyun Joo, Kim Yang Hee y Lee Jaun Hyun estaban felicísimas mientras se preparaban para salir a cenar por el centro histórico de Burgos. Estas tres primas, todas ellas profesoras y con edades comprendidas entre los 54 y los 59 años, acababan de llegar a la capital burgalesa para iniciar el Camino de Santiago, procedentes de Barcelona, y ya estaban disfrutando de la aventura sin haberla apenas iniciado.

Les esperaban, según sus cálculos, 35 días hasta Compostela en una ruta que pretenden tomarse «con calma», para ir visitando poco a poco las localidades que encuentren y mezclando el turismo convencional con la peregrinación. La insalvable barrera idiomática (apenas hablan inglés pero se apañan con el traductor de Google) no las amedrenta, y de hecho dos de ellas repiten en el Camino. «Es bonito, es confortable, la gente es amable y transmite mucha esperanza», relata Park, la más dicharachera y expresiva.

En Corea han dejado a su familia, que no solo las comprende sino que también las anima a esta pequeña odisea, y de momento cuando solo llevaban unas horas en la capital burgalesa ya tenían una «muy buena impresión» de lo que habían podido ver. Eran la viva imagen de los sonrientes orientales que cada vez es más habitual encontrarse por la ruta de la concha amarilla, pero que nadie los confunda genéricamente con «chinos». Son de Corea, de la del Sur, por supuesto, y hace tiempo que dejaron de ser una rareza.

¿POR QUÉ HAY TANTOS?

Hay varias razones que se entremezclan para explicar el porqué del sorprendente fervor surcoreano. Hay quienes mencionan un ‘reality show’ de reciente emisión protagonizado por un grupo musical juvenil (G.O.D.) del estilo llamado ‘K-Pop’ y otros citan a Kim Nam Hee, escritora famosa en su país que relató su propia experiencia en el Camino en la obra titulada El viaje de una mujer sola. También tuvo su parte de ‘culpa’ el internacionalmente conocido Paulo Coelho y su libro El peregrino, e incluso se apunta a la espiritualidad oriental, enriquecida y mezclada con la aportación de la comunidad cristiana de Corea, que es minoritaria pero muy activa, como motivo para arrastrar a miles de personas cada año hasta la otra punta del globo para hacerse 700 kilómetros a pie.

NUEVA CAÍDA ANUAL

La estadística general de pernoctaciones en el albergue de la Casa del Cubo reflejará, casi con toda seguridad y a falta del cierre de diciembre, una nueva caída en el cómputo anual por tercer ejercicio consecutivo. En 2016 se tocó techo con 30.596 y desde entonces se ha registrado una bajada paulatina, principalmente debida a los peregrinos españoles, puesto que los extranjeros mantuvieron el tipo hasta 2018.

Ya en su balance del año pasado la Asociación de Amigos del Camino apuntaba como posible factor de descenso a la mayor promoción de otros recorridos, como la Vía de la Plata o el Camino del Cantábrico, frente al tradicional Camino Francés. A buen seguro que en la menor ocupación del albergue municipal inaugurado en 2008 también habrá influido el surgimiento de otros establecimientos privados hosteleros, de distinta categoría, que resultan atractivos para el peregrino y restan pernoctaciones en la calle Fernán González.