Si en la primera ola de la pandemia se suspendieron todos los vuelos comerciales con Barcelona desde el aeropuerto de Burgos, actividad que quedó detenida entre mediados de marzo y principios de septiembre, en esta segunda embestida del virus no se ha suspendido ningún vuelo pese a la existencia en la actualidad de un cierre perimetral de todo Castilla y León, también de Cataluña, en el que solo se justifican los desplazamientos por razones laborales y por una decena de motivos más en los que debe de quedar probado la imperiosa necesidad del viaje.

El contexto actual ha provocado que el número de viajeros se haya desplomado tanto en septiembre como en octubre, desde que se retomara la actividad en el aeropuerto de Villafría. Si en esos dos meses de 2019 se contabilizaron 1.780 viajeros, en las mismas fechas de este 2020 la cifra de pasajeros ha caído hasta los 985. Es decir, un descenso de casi el 45%.

Cabe recordar que el Ayuntamiento, a través de un contrato de subvención de la Sociedad de Promoción, abona cada mes a Air Nostrum por volar desde Villafría 100.000 euros (1,2 millones al año). Lo que hace que en este momento a la ciudad le cueste cada pasajero que se desplaza a la Ciudad Condal 203 euros. Si realiza un viaje de ida y vuelta más de 400.

Pueden servir como ejemplo en la comparación los actuales bonos al consumo que el Ayuntamiento ha sacado para ayudar al comercio y la hostelería. Salvando los matices, en este caso el Consistorio está abonando a Air Nostrum 200 euros y el pasajero los entre 50 y 60 que, en este momento, le factura la filial de Iberia con la venta del billete.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)