Un apellido insigne

S.F.L.
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Tras múltiples investigaciones, el historiador José María Ortiz asegura que el sobrenombre 'Briviesca' cogió notoriedad en el siglo XV

Escudo de la familia Ruiz de Briviesca localizado en la iglesia San Martín de la ciudad. - Foto: DB

“La cuna de los Briviesca fue el pueblo de ese mismo nombre, en un páramo burgalés a las estribaciones de la sierra de Frías, señorío de los Condestables. Allí un tal Don Pedro Ruiz de Briviesca, del Hábito de Santiago, funda en 1513 el Hospital de las Viejas y deja Capilla y Estatua Armada en la Colegial de Briviesca, de el derivan los de ese apellido, regidores y santiaguistas. Pero hubo otra familia sin el Ruiz aunque hidalga, a la cual representa el Licenciado Briviesca tan popular en la corte de Carlos V por su gordura y perspicacia, este licenciado era Juan Sánchez de Briviesca, alcalde de Casa y Corte,  que casó con Doña Juana de Muñatones y fueron padres de varios licenciados, clérigos y militares del mismo nombre”.

Así lo relata Antonio Marichalar, Marqués de Montesa, en una publicación en la revista de cultura y letras El Escorial. No obstante, el apellido Briviesca comienza a tener importancia y notoriedad es en los siglos XV, XVI y XVII y en concreto, en la capital burebana, la familia Pedro Ruiz de Briviesca lo manda construir en la parroquia San Martín en en torno a 1516.

Parte de la herencia de cada uno, el origen del apellido es un asunto que múltiples personas desean conocer. Si bien hace apenas unas semanas, un ciudadano mexicano del estado de Guanajuato y que actualmente reside en Ávila contactó con la emisora de radio local de la capital burebana para solicitar información sobre su sobrenombre, en este caso Bribiesca. Uno de los encargados del medio de comunicación le puso en contacto  con José María Ortiz, un briviescano aficionado a la historia que durante años ha dedicado gran parte de su tiempo a investigar sobre dicho asunto. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en nuestro país hay 47 familias con Briviesca como primer apellido y 27 como segundo, manifiesta Ortiz.

Tras décadas de estudio y con el fin también de ayudar a un amigo escritor con una obra sobre heráldica, el briviescano se ha topado entre los documentos que ha investigado con múltiples personajes distinguidos que han llevado tal apelativo. Sin embargo, el historiador considera a Ximeno de Briviesca, Hernando de Briviesca y Francisca de Briviesca los más destacados por la importancia y la huella  histórica y cultural que dejaron.

Ximeno de Briviesca,  contador real del siglo XV. En el año 1493 y como consecuencia del segundo viaje de Cristóbal Colón a las Indias, Ximeno de Briviesca, que era contador real y que anteriormente estaba al servicio de los Velasco, es requerido por el Cardenal Juan Rodríguez de Fonseca para que controle y vigile al famoso almirante en el aprovisionamiento de las diecisiete naves que partían rumbo al nuevo mundo. Colón, que era un extraordinario navegante pero al mismo tiempo y según José María Ortiz «largo de manos» (ladrón y traficante), fue sorprendido por Ximeno en sus trapicheos. La historiadora Consuelo Varela narra en su libro Colón y sus enemigos que se dieron «tremendas coces y remesones». Ximeno le denuncia al Cardenal Fonseca, pero Colón, mucho mas hábil y taimado que el paisano briviescano, le denuncia a su vez a la Inquisición por sus antecedentes judíos y según la historiadora granadina ya nunca más se supo de él. No hay constancia de dónde y cuándo murió y apenas existen datos sobre su biografía.

Este personaje llamó la atención del escritor burgalés -de Gamonal, como a él le gusta que le identifiquen- Roberto Llorente Infante a sumergirse en la investigación de este varón, que ha protagonizado ya dos novelas históricas, De buena fe y ¿Acaso el cielo no llora?. Para la redacción de sus trabajos y documentarse ha recorrido el Camino de Colón, pasando por Palos de la Frontera, Santa Fe o Sevilla. Ha hablado y compartido historias con profesores de universidades, incluso con Consuelo Varela, historiadora granadina experta en temas americanos y en Cristóbal Colón. Todos los conocimientos que ha ido adquiriendo por su viaje, rodeado siempre de papeles y libros, le han permitido dar clases sobre el navegante en Miranda de Ebro y Briviesca. 

Hernando de Briviesca, guardajoyas del monarca Felipe II. Desde 1575 a 1580 Hernando de Briviesca ocupó el cargo de guardajoyas del rey Felipe II, un puesto al que llegó recomendado por su pariente el famoso obispo Muñatones. Este hombre era hijo de Hernán de Briviesca, un valeroso capitán de los tercios que peleó junto al emperador Carlos V en Flandes. Era tal la confianza que existía entre ambos varones que le nombró testamentario suyo en su última voluntad, redactado el documento en Bruselas en el año 1554.

Este Hernando fue también uno de los editores de libros mas importantes de España, profesión que le otorgó cierto estatus. Las joyas del rey Felipe no solo consistían en el oro y la plata que en aquellos años llegaban en abundancia de las Indias. Igualmente, los libros eran un bien preciado y Hernando editó importantes y lujosos volúmenes en las dos imprentas que había en Burgos y que hoy en día aún se encuentran custodiados en el Archivo Nacional de Simancas.

Francisca de Briviesca, primera mujer poeta de Perú. Francisca de Briviesca y Arellano, la primera mujer poeta de Perú, publicó en 1602 su erudita Miscelánea Austral. Fue hija de Gracián de Briviesca de Muñatones, consejero de Indias y sobrina del obispo Don Juan de Muñatones, nacido y enterrado en la capital burebana y nombrado por Carlos V Predicador Real en el año 1554. En la colegiata de Santa María se puede ver colgado en la rejería su capelo y su escudo de armas.

Esta distinguida mujer, cuyas obras se corresponden especialmente con poesía y sonetos, marcan la cumbre del Petrarquismo Americano, que fue tan admirado por el mismísimo Miguel de Cervantes, quien en uno de sus escritos manifestó su deseo de ir a las Indias a conocer a Francisca. Al parecer, Cervantes «solicitó hacer el viaje pero la corte no le dejó ir», manifiesta José María Ortiz.

La catedrática norteamericana Alicia de Colombí y Monguilló es una de las personas que mas han investigado sobre la poeta. «Hace unos años me manifestó su asombro al decirle que en España apenas se la conoce y que en su localidad natal (Briviesca) es una perfecta desconocida», aclara el historiador burebano. En las universidades de América del Sur se la estudia y se valora mucho su obra literaria.

Francisca se casa ya en el país latino con el poeta y militar sevillano Diego Dávalos, que se encargó de firmar su obra para protegerla de un público misógino y de un protocolo muy exigente para las mujeres con rango social de aquella época.

En sus obras se pueden leer bellos sonetos que ensalzan el amor platónico de los protagonistas, que en algunos resulta ser el propio matrimonio. Según Colombí, Francisca de Briviesca es la escritora con «mejores dotes literarias, elocuencia, inteligencia y erudición de todo el Virreinato de la Nueva España».