El HUBU reserva quirófanos para pacientes contagiados

GADEA G. UBIERNA
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El objetivo es garantizar la actividad quirúrgica aun en caso de rebrotes, para evitar más acumulaciones en las listas de espera y agravamientos de las patologías por la demora. La idea es mantener dos circuitos de atención

La previsión es que en las próximas semanas siga habiendo un goteo de casos que, de cara al otoño y a los meses de frío, puede convertirse en un repunte. - Foto: Luis López Araico

El HUBU ha reservado unos quirófanos específicos para los pacientes que den positivo en coronavirus en el ingreso previo a su cirugía, de forma que se pueda garantizar el mantenimiento de la actividad en caso de repunte. Los brotes detectados estos días en los hospitales vascos de Basurto (Bilbao) y Txagorritxu (Vitoria) han evidenciado la necesidad de no bajar la guardia en los centros sanitarios y de mantener en el tiempo los dos circuitos diferenciados de atención: uno específico para pacientes contagiados del SARS-CoV-2 y otro para los llamados ‘enfermos limpios’. 

La previsión para este verano es tratar de alcanzar el pleno rendimiento de los quirófanos, que durante la pandemia solo operaron cirugías oncológicas apremiantes y las urgencias. Todo lo que se consideró que podía esperar, se pospuso. El 11 de mayo se empezó a reprogramar actividad suspendida por la alerta sanitaria y el ritmo se ha ido aumentando progresivamente cada semana con el propósito de que a finales de julio haya un número diario de cirugías similar -o mayor- al de primeros de marzo y, lo más importante, que se pueda mantener incluso con casos de coronavirus.

Esa es la única manera de hacer frente a una lista de espera desbocada, según ha admitido la Consejería de Sanidad que, en cualquier caso, sigue sin facilitar cifras oficiales posteriores al 31 de diciembre de 2019. La gerencia del HUBU explicó en este periódico que hasta finales de abril, en Burgos se había generado una lista de espera de más de 4.100 personas, a las que hay que añadir las que se han incluido después de esa fecha. Máxime si se tiene en cuenta que en buena parte de los servicios hospitalarios se está percibiendo que la suspensión de toda actividad no preferente durante más de dos meses ha provocado un agravamiento de las patologías; un hecho al que hay que añadir que el miedo de la población a contagiarse de la ya celebérrima cepa de coronavirus provocó que en muchos casos se haya esperado demasiado para pedir ayuda profesional. Sirva como ejemplo que la afluencia a urgencias entre finales de marzo y primeros de abril se redujo un 70% con respecto a mismas fechas de años anteriores. No llegaban apendicitis, sino perforaciones.

Esa circunstancia se está viendo en otros servicios, por lo que hay acuerdo e intención de que la actividad quirúrgica se mantenga de ahora en adelante, aun con repuntes de casos. Para ello, de hecho, se han dejado preparadas tres plantas del Divino Valles con 133 camas, que darán soporte al HUBU en caso de una nueva crisis.

En bloques. El hospital de la capital puede permitirse reservar quirófanos para pacientes infectados y garantizar que no salen de su circuito, en gran medida por su estructura. Al estar compartimentado en bloques, puede cerrar y aislar unos de otros, evitando la transmisión del virus.

Esto es mucho más difícil de conseguir en hospitales construidos en altura (como el General Yagüe, por ejemplo) ya que por su propia estructura hay más trasiego de personas por zonas comunes. Y el virus, como ya se ha dicho, se mueve con las personas.