La bolsa de los sueños

S.F.L.
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El publicista briviescano Javier Jato y su amigo de la infancia Carlos Manzanedo desarrollan un proyecto que pretende ayudar y estimular mediante las capacidades artísticas de los niños en la concienciación de la lucha contra el cáncer

Javier Jato (izq.) y Carlos Manzanedo lanzarán una prueba piloto del proyecto en Briviesca, pero esperan llegar lejos. - Foto: S.F.L.

Casualidades -o causalidades- de la vida. El publicista briviescano Javier Jato regresó hace dos meses a su ciudad natal con la intención de quedarse un ‘tiempecito’ después de ser ciudadano del mundo desde hace 30 años. Desde allí gestiona sus proyectos de cine y televisión -que no son pocos- y recupera horas perdidas con sus familiares y amigos. El reencuentro con Carlos Manzanedo, uno de los buenos compañeros de la infancia y juventud, le ha supuesto un aire fresco en su día a día.

Entre cafés y charletas, casi sin buscarlo, la bombilla de estos dos amigos se iluminó. De la vivencia personal de uno de ellos, una bolsa de papel, unas pinturas y la ingeniosa mente del otro germinó La bolsa de los sueños, un proyecto social colaborativo e inmersivo que pretende ayudar y estimular mediante las capacidades artísticas de los niños en la difusión y concienciación en la lucha contra el cáncer infantil.

Desgraciadamente, a día de hoy nadie goza del súperpoder de combatir con esta cruel enfermedad de manera fisiológica. Pero sí está en las manos de las personas encontrar otros medios y aportar un granito de arena para dulcificar en la manera de lo posible que las eternas estancias de los pequeños en los hospitales y las terapias resulten menos agresivas. Aquí entran en acción los dos briviescanos y el dibujo de la hija de Carlos, que sin intención alguna se ha convertido en la ‘arquitecta’ de un gran edificio con múltiples posibilidades.

Hace ya años que la familia iba en el coche cuando la niña pidió a sus padres una hoja para pintar. «Había de todo menos un folio, así que la dimos una bolsa de papel para que la utilizara como lienzo. Fue tiempo después cuando la cabeza me hizo clic y surgió la idea que ahora pretendemos desarrollar, pero necesitaba la ayuda de un experto», explica Manzanedo. Su ángel de la guarda se le apareció y pese a que su sueño aún se encuentra horneándose, todo indica que la masa quedará en perfectas condiciones para catarse.

La pareja de amigos no quiere compartir demasiados detalles del proyecto. Simplemente dar unas pinceladas que pueden ser de gran utilidad para su lanzamiento. El misterioso trabajo gira en torno a la pintura, las bolsas de papel y los niños con un denominador común: «transportar sueños a los pequeños que padezcan cáncer, que sonrían y motivar a desarrollar sus capacidades artísticas mediante la pintura para trasladarlo a una curiosa cuartilla», afirman. Para ello, convocarán concursos de dibujo infantil en centros escolares con la ayuda de las instituciones. Pero no uno cualquiera. El lienzo estará compuesto de papel y se podrá trasladar fácilmente de un lugar a otro gracias a sus asas. En efecto, el enigmático soporte será una bolsa y los diferentes negocios jugarán un papel importante.

«Con esto buscamos que ese cuadro viaje de nuevo al comercio y que la persona que sabe que su hijo, nieto o sobrino lo ha decorado, pague por él. Se trata de valorar el querer adquirir a título personal una bolsa normal a coste cero o una con un dibujo por una cantidad simbólica en el comercio colaborador. Esa donación es la que irá íntegramente al proyecto común, cuyos fondos se destinarán a humanizar el entorno hospitalario mediante la interpretación de sus sueños plasmados en dibujos», aclaran los impulsores del proyecto solidario e integrador. Asimismo, reiteran que no desean montar su propia fundación sino trabajar con agrupaciones que muestren interés por su idea. Todavía queda trabajo por realizar pero la ilusión de este gran equipo es lanzar la prueba piloto en su Briviesca, y a partir de ahí, volar hasta donde se pueda.

Jato, impulsor y colaborador de la Fundación CurArte (encargada de valorar el entorno y las necesidades psicosociales de los niños y adolescentes hospitalizados), junto a una compañera en 2006, se muestra totalmente ilusionado por poder formar parte de esta «brutalidad de idea absolutamente solidaria e integradora, con la que queremos que vuelvan a fantasear pese a las delicadas situaciones que atraviesan», sentencia.