El teletrabajo pierde fuerza y vuelve a sus cifras más bajas

David Alonso
-

Al cierre del tercer trimestre el cinco por ciento de los ocupados reconocía trabajar más días a la semana en su casa que en su centro de trabajo, la mitad que al inicio de la crisis de la covid

Una persona teletrabajando en su vivienda. - Foto: Alberto Rodrigo

El teletrabajo pierde fuerza e impacto a medida que la nueva normalidad se va pareciendo cada vez más a la vieja. La irrupción de la pandemia a principios del pasado año desterró a miles de trabajadores de Castilla y León a sus domicilios de manera forzosa para que la crisis sanitaria no paralizase por completo la actividad productiva. Hoy, veinte meses después de la declaración del primer Estado de Alarma, en la Comunidad solo hay 56.500 ocupados que trabajan desde sus casas más jornadas que en sus oficinas o despachos, la cifra más baja desde el estallido de la pandemia y la mitad que al comienzo de la misma, según se desprende del módulo de condiciones de trabajo de la Encuesta de Población Activa (EPA) relativa al tercer trimestre del año. Los datos de la misma revelan como durante los primeros compases de la pandemia, casi 120.000 ocupados autonómicos teletrabajaron más días a la semana de los que lo hicieron en sus puestos de trabajo, a los que se le sumaron otros 25.500 que lo hacían de forma ocasional.Esto supone casi 150.000 empleados, el 15 por ciento del total regional. El fin del primer Estado de Alarma redujo hasta casi la mitad los primeros, pero elevó los que realizaban sus jornadas de forma ocasional desde sus viviendas.

La segunda y tercera ola, acontecidas durante el cuarto y primer trimestre de 2020 y 2021 volvieron a incrementar notablemente el número de personas que desarrollaban la mayor parte de sus empleos desde sus casas. Sin embargo, la vacunación masiva llevada a cabo y los tímidos repuntes de la incidencia han sumergido a Castilla y León y a sus trabajadores en una nueva realidad social y laboral que se asemeja mucho a lo que existía antes de marzo de 2020. 

Unas cifras que revelan como el teletrabajo, que durante varios meses pareció una opción viable y de futuro para muchos empleos, ha vuelto a la cueva a la espera de que la regulación nacional que está ultimando el Gobierno de España ponga puntos sobre las íes a las muchas dudas y problemas que han surgido sobre este modelo laboral, muy extendido en países nórdicos pero que, hasta antes de la pandemia, era residual en Castilla y León. Las cifras de la EPA así lo atestiguan, con 900.000 ocupados que actualmente no teletrabajan nunca, el 90 por ciento del total, mientras que en el segundo trimestre del pasado año la cifra era de 760.000. Ahora queda por ver cual es la resaca que deja este modelo de trabajo implantado a la fuerza hace año y medio, y como empresas y administraciones acogen y se adaptan a la nueva normativa.

No obstante, los expertos temen que nuestro sistema productivo no está listo para sumergirse en el teletrabajo. Un reciente informe de la UniónGeneral delTrabajador revela que nuestro país aún pesa la cultura de la presencialidad, porque «si no se ve al trabajador o trabajadora se sospecha que no está trabajando». De esta forma, augura un «regreso masivo a las oficinas», lo cual «es una temeridad y una insensatez» pues todavía no hemos superado esta pandemia y sigue habiendo nuevas variantes de la covid.