Hubo un verano en el que el Burgos CF bebía los vientos por Elady Zorrilla, hoy delantero del Tenerife y uno de los máximos goleadores de la Liga SmartBank con cinco dianas. En agosto de 2019, la familia Caselli quería montar un proyecto para ascender a Segunda División y se encaprichó con el atacante jienense, que por entonces jugaba en Segunda B con el Cartagena.
Los blanquinegros llegaron a cerrar un acuerdo con el jugador y ofrecieron 350.000 euros a su equipo, una cifra estratosférica para la categoría, pero la entidad murciana se cerró en banda y se remitió al medio millón de euros que marcaba su cláusula de rescisión. Fue la crónica de un fichaje truncado que el próximo lunes será la principal amenaza ofensiva de los chicharreros.
La historia entre el Burgos CF y Elady fue la de un amor imposible. La directiva castellana, entonces en manos de la familia Caselli, estaba dispuesta a tirar la casa por la ventana por el atacante abonando la cantidad en siete cuotas de 50.000 euros cada una. En diciembre de 2020 prometieron tener todo pagado.
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