El Club Deseos prostituía en condiciones de «esclavitud»

R.C.G.
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Las víctimas venían a Miranda engañadas desde Colombia y eran obligadas a ejercer en el local y en pisos

El Club Deseos está precintado por la Policía desde que tuvo lugar el operativo. - Foto: R.C.G.

Las chicas que eran prostituidas en el Club Deseos lo hacían en unas condiciones que se «asemejaban a la esclavitud». Así lo asegura el auto de la Audiencia Provincial en el que se rechaza la petición de libertad solicitada por una de las cuatro personas acusadas de integrar una organización criminal dedicada a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. 

Además del club ubicado en la calle Ciudad Jardín, la banda contaba con pisos tanto en la ciudad como en Burgos. La trama estaba liderada por la mujer que regentaba el Deseos, mientras que el propietario del bar Venecia supuestamente era el encargado de controlar una de las viviendas, además de vigilar a las chicas. En la causa también está imputado otro varón que al parecer se ocupaba de pagar los vuelos de las víctimas desde Colombia y proporcionarles posteriormente un móvil para poder controlarlas, así como una persona cuya misión era facilitar un domicilio para ejercer la prostitución. 

La investigación policial considera probado que el grupo criminal captaba en Colombia a jóvenes en situación de vulnerabilidad económica, a las que realizaba una falsa promesa de oferta laboral. Una vez en España, aprovechando su indefensión y que se encontraban en situación irregular en el país, las explotaba sexualmente en condiciones de trabajo cercanas a la esclavitud. Los proxenetas exigían a las mujeres el pago de una enorme cantidad de dinero por los billetes de avión, y la deuda se incrementaba con multas si no hacían lo que las ordenaban. Además, las amenazaban con atacar a su familia en Colombia si no pagaban. 

Al margen de la actividad del club nocturno, la organización contaba con pisos en los que obligaban a las chicas a atender a los clientes casi a cualquier hora. Es lo que se desprende de algunas conversaciones telefónicas entre la propietaria del Deseos y el dueño del Venecia, en las que ambos hablan de localizar a una de las mujeres porque hay clientes que van hacia el piso, que estaba ubicado en el portal contiguo al bar, y en el que  él tenía reservada una habitación. Además de las pruebas recabadas por las fuerzas de seguridad, las declaraciones de las testigos protegidas apuntan a estas dos personas como responsables de su explotación sexual y definen los roles que cada uno ocupaba dentro de la organización (...).

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