Alcohólicos Anónimos se activa sin nuevos casos ni recaídas

B.D.
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La asociación reanuda los encuentros de rehabilitación, a los que asisten unas 30 personas. El confinamiento ha sido «duro» pero no ha habido un aumento significativo de llamadas

Alcohólicos Anónimos lleva casi 40 años de trabajo en Burgos. - Foto: Alberto Rodrigo

La crisis del coronavirus ha afectado a muchos aspectos de la vida cotidiana. Uno de los sectores más damnificados ha sido el de las personas con adicción a la bebida que, tras decretarse el estado de alarma, tuvieron que dejar de acudir a las reuniones de la asociación de Alcohólicos Anónimos de Burgos y enfrentarse en soledad a ese monstruo silencioso.

Sin embargo, los meses de confinamiento no parecen haber hecho mella en el grupo que acude con regularidad a las terapias de rehabilitación de este colectivo. Tal y como señala uno de sus responsables, han superado el aislamiento sin recaídas y sin apenas nuevos casos. Desde hace dos semanas, la entidad ha reanudado los encuentros de autoayuda en grupos más reducidos que antes de la crisis sanitaria y en esas reuniones están prácticamente las mismas personas que antes del encierro. «Para algunos no ha sido fácil estar en casa pero otros, en cambio, han salido reforzados de esto al trabajar más el programa que seguimos. Quizá los que peor lo han pasado han sido aquellos que llevaban menos tiempo con nosotros», explican desde la asociación.

Ana, que se encarga del servicio telefónico para quienes contactan por primera vez con Alcohólicos Anónimos en Burgos con el deseo de emprender el camino de la recuperación, asegura que en este tiempo sí ha atendido varias llamadas pero no ha detectado que haya habido un aumento significativo de casos. «Ayudar a través del teléfono es complicado porque nuestra recuperación se basa en las reuniones presenciales, donde nos apoyamos unos en otros y nos damos fuerza para dejar el alcohol y recuperar nuestras vidas», dice.

Durante el confinamiento han mantenido charlas a través de las redes sociales para intercambiar impresiones, dudas e inquietudes, reforzando, así, sus objetivos de mantenerse alejados del alcohol.

Alcohólicos Anónimos, que lleva 37 años de trabajo en Burgos al lado de personas con problemas de adicción, reconoce que la soledad no ayuda al alcohólico y que la situación actual, que conjuga aislamiento e incertidumbre, se convierte en un obstáculo para los adictos que habitualmente abusaban del alcohol dentro de sus hogares y que se acababan de iniciar en la abstinencia.

En palabras de Antonio, uno de los integrantes de la asociación a nivel regional, en estos tres meses de distanciamiento social, con el cierre de los bares, se ha registrado un aumento del consumo en las viviendas, lo que ha implicado que algunas familias hayan descubierto ese hábito de uno de sus miembros. Al igual que Ana, señala que en los grupos que trabajaban antes de la pandemia no han detectado recaídas, lo que es valorado positivamente.

«Si no sigues un programa, lo más fácil es que vuelvas a beber y eso siempre supone el volver a empezar», destaca, tras apuntar que la presencia de nuevas personas que buscan salir de la adicción ayuda a quienes llevan muchos años sin probar el alcohol. «Son necesarias las reuniones, recordar el problema e ir afianzándose en un cambio de vida al tiempo que aceptas tu situación, algo que cuesta mucho. Porque muchas veces uno llega completamente derrotado, hundido.

Se dice que un alcohólico deja de beber cuando ha tocado fondo y el fondo de las personas muchas veces es muy profundo», relata.

El perfil de las personas que acuden a la entidad es el de un hombre, de unos 53 años y de todas las clases sociales.