El final del estado de alarma, en la madrugada del domingo (00.00 horas del 9 de mayo), apenas conllevará cambios para la hostelería de la capital burgalesa, que tendrá libertad para cerrar dos horas más tarde (a las 24.00 horas), pero seguirá sin poder servir en interiores. El vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, explicó ayer que el Ejecutivo autonómico seguirá exigiendo una incidencia acumulada máxima de 150 nuevos contagios por coronavirus en 14 días para permitir a los propietarios de bares y restaurantes (así como a las casas de apuestas) recuperar la actividad en espacios cerrados. En el municipio de Burgos este criterio no se cumple desde finales del pasado agosto; la tasa de contagios en estos últimos ocho meses ha estado siempre por encima de ese valor, sin que la Junta sepa explicar la razón, más allá de la proximidad con País Vasco y Madrid, con incidencias similares a las de la capital.

La tasa de infecciones en los últimos 14 días era ayer de 300 en toda la provincia, pero en el municipio de Burgos sigue estancada en 382, a pesar de que hace ya un mes que la Junta acordó cerrar el interior de la hostelería y de las casas de apuestas porque la incidencia era alta. En ese período, entre el 6 de abril y el 6 de mayo, la incidencia en la ciudad ha bajado de 426,8 a 382 contagios (siempre en dos semanas y por cada 100.000 personas) y tendría que estar en menos de 264 durante dos semanas seguidas para cumplir lo exigido por la Junta, que fijó el límite en 150 tras un acuerdo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que no todas las Comunidades han adoptado.

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